Pese a que el crecimiento de la economía colombiana es superior al de la región y del mundo, la persistencia y agravamiento de la desigualdad es preocupante.
Luis Jorge Garay y Jorge Espitia acaban de publicar La dinámica de la desigualdad en Colombia, con una caracterización fiscal de las personas naturales (PN), basada en los registros tributarios; y muestran la fuerte concentración del ingreso y del patrimonio en el 1% más rico de Colombia, lo cual se descubre si se diferencian las tarifas nominales de las efectivas del impuesto sobre la renta a la cual tributa el 1% más rico.
Según la DIAN, en 2016 se presentaron 2’587.038 declaraciones de renta, de las cuales el 75,5% correspondieron a personas naturales no obligadas a llevar contabilidad, el 5,9% a las obligadas a llevar contabilidad y el restante 18,5% a declarantes del Impuesto mínimo Alternativo Simple (IMAS) que se creó en 2012 para empleados y trabajadores por cuenta propia. La conclusión es que para ese año el número de declarantes fue superior en 92% respecto de 2010, pero la recaudación fue inferior en 11% para el grupo de personas naturales no obligadas a llevar contabilidad.
¡En el agregado aumentó el número de contribuyentes en un 120% pero disminuyó el recaudo unitario en 29%!.
En cuanto a la concentración del Patrimonio Bruto, el 10% más rico concentra el 67% del patrimonio y el 1% mas rico concentra el 49%; mientras que el 10% más pobre tan solo tiene el 0,5%. Y respecto a las deudas, el decil más rico concentró el 44% del endeudamiento, mientras que el 1% mas rico debe el 19% y el porcentaje de deuda que concentró el 10% más pobre fue sólo el 3% del total.
En este sentido, el patrimonio líquido (patrimonio bruto menos deudas) presentó un aumento en su nivel de concentración, con 70% en cabeza del decil más rico y 53% en el 1% más rico.
Y en lo que respecta a los ingresos declarados por las personas naturales, en 2016 fue del 25% del PIB, en tanto que el decil más rico concentró el 40% del valor declarado, el 1% el 14% y, el 10% más pobre, tan solo, el 1%.
El estudio demuestra que la composición de la fuente de ingresos del 10% más rico, corresponde a ingresos recibidos como empleados; el 16% a honorarios, comisiones y servicios; y, el 9% a dividendos.
Si se analizan los beneficios fiscales que erosionan la base gravable, (para el 2016): se encuentra que los Ingresos No Constitutivos de Renta alcanzaron $13 billones; el total de Costos y Deducciones llegó a $81 billones y el rubro de Otros Costos y Deducciones representaron el 89%. A ello deben agregarse las Rentas Exentas ($42 billones) entre las cuales la más representativa son los Pagos Laborales (25%) y Pensiones (74%).
De los 13 billones de pesos correspondientes a los ‘Ingresos No Constitutivos de Renta’, el 78% fue declarado por el conjunto de PN asociadas al decil más rico, mientras que el 50% lo declaró el 1% de las PN más ricas: la vena rota por donde se erosionó la base fiscal, fueron los ‘Dividendos y Participaciones’ para los más ricos y los ‘Otros Ingresos’, en los más pobres.
De los 81 billones de pesos declarados como ‘Costos y Deducciones’, el 52% fue declarado por el decil más rico y el 0,4% en el decil más bajo de ingresos y del total de Rentas Exentas, $48.3 billones, el componente fundamental en todos los deciles corresponde al 25% de pagos laborales y pensiones.
Respecto a la actividad económica de quienes declararon, el decil más rico pertenece en un 40% a asalariados, un 17% a rentistas de capital, (7%) a actividades de la práctica médica (7%); y un 5% a transporte de carga por carretera.
Entre los ‘Ingresos No Constitutivos de Renta’ se contabilizan los dividendos y participaciones percibidos por los socios, accionistas, comuneros, asociados, suscriptores y similares que sean PN, así como las donaciones recibidas de terceros y los más favorecidos de dichos beneficios fiscales han sido las PN con mayores ingresos.
Ello explica las diferencias tan importantes que hay entre las tarifas nominales y las efectivas y el resultado es que los más beneficiados con estas deducciones son del decil de mayores ingresos, y ello explica la abismal brecha entre la tarifa nominal y la tarifa efectiva.
Al analizar las justificaciones que suelen darse a tan grave desigualdad, los autores retoman el argumento de Thomas Piketty en su libro Capital e Ideología, en el cual sostiene que las desigualdades “no son naturales, sino que obedecen a los procesos políticos que durante la historia se han dado y se justifican con narrativas como el emprendimiento empresarial y la meritocracia”.
Si ello fuese cierto, sostiene, la desigualdad moderna se debería simplemente a un proceso libremente elegido en el que todos tuvieron las mismas oportunidades de acceder al mercado y a la sociedad. Para dicho autor ello no ha ocurrido así y por el contrario, la desigualdad se explica por procesos sociales, políticos, tecnológicos y educativos, que han concentrado agresivamente el ingreso.
Los autores concluyen que Colombia requiere un ‘Nuevo Pacto Fiscal’ que permita proveer a las empresas los bienes públicos complementarios (infraestructura, seguridad, comunicaciones) y a los ciudadanos los bienes públicos esenciales(educación, protección, salud).
Y todo esto supone tener un régimen tributario transparente, equitativo, eficiente y progresivo.
Beethoven Herrera Valencia
Profesor, universidades Nacional y Externado. beethovenhv@gmail.com.
Colaboración Jairo Galvis Abella