MIÉRCOLES, 29 DE NOVIEMBRE DE 2023

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Beethoven Herrera Valencia
Columnista

Chile (I): crepúsculo de la dictadura

Los analistas culpan al gobierno por su poca pericia en el manejo de las protestas, la pandemia y las elecciones. 

Beethoven Herrera Valencia
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Beethoven Herrera Valencia

En dos siglos de vida independiente Chile sólo ha tenido tres constituciones (1833,1925 y 1980), y eso que podría significar gran estabilidad institucional obliga a precisar que ninguna de esas cartas fundamentales fue redactada en una Asamblea Constitucional, y la que está vigente fue redactada por Jaime Guzmán, abogado amigo de Pinochet, y validada en un referéndum sin padrón electoral ni garantías para la oposición.

Por acuerdo entre gobierno y opositores, la reciente elección fue convocada para elegir paritariamente hombres y mujeres de listas encabezadas por mujeres, además de garantizar 17 cupos a los pueblos originarios, los cuales ni siquiera se mencionaban en la carta vigente.

La constitución de la dictadura estableció que los altos mandos del Ejército tendrían escaños en el Senado y serían responsables de designar al comandante de las Fuerzas Armadas a quien el presidente no podía remover, incluso después del fin del gobierno militar. Además adjudicó a las fuerzas armadas el 10 % de los ingresos por el cobre; dejó diseñadas amnistías para Pinochet y otros generales, creó un esquema electoral que benefició a los partidos de derecha, y un sistema que hizo imposible el cambio de la mencionada carta fundamental, pero que fue desbordado por las masivas protestas de octubre de 2019.

Esa constitución consagra un Estado subsidiario, que no provee salud, educación ni seguridad social, dejándolo en manos del sector privado y el Estado se limita a vigilar cómo los particulares suministran los servicios de luz y agua potable. Ahora la mayoría de los constituyentes elegidos proponen cambiar el modelo neoliberal extractivista, propuesta que promueven los 17 convencionales electos por los pueblos originarios.

Chile Vamos, coalición apoyada por el gobierno sólo obtuvo 37 de los 155 escaños, de modo que no logra el tercio requerido para bloquear las decisiones que tome la mayoría de constituyentes opositores al gobierno. Notable también resulta el hecho, señalado por Ariel Dorfman, de que “los chilenos, en especial los jóvenes, también rechazaron a los partidos tradicionales de centroizquierda por considerar insuficiente su respuesta al anhelo de la gente de una sociedad más igualitaria, además de estar demasiado comprometidos con el statu quo”.

El presidente Piñera admitió que “la ciudadanía ha enviado un claro y fuerte mensaje al Gobierno y a todas las fuerza políticas tradicionales: no estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y los anhelos de los ciudadanos... Es nuestro deber como Gobierno escuchar con humildad y con atención el mensaje de la gente”. La inconformidad creció porque el gobierno llegó tarde con las ayudas económicas para enfrentar la pandemia y lo acusan de equivocarse al impugnar ante el Tribunal Constitucional el tercer retiro de recursos de los fondos pensionales, con un resultado negativo.

Los analistas culpan al gobierno por su poca pericia en el manejo de las protestas, la pandemia y las elecciones, lo cual hizo que a pesar del generoso apoyo de las empresas a los candidatos de la coalición gobernante, ésta no logró ni siquiera el poder de veto para bloquear las reformas estruturales que se avecinan.

Beethoven Herrera Valencia
Profesor universidades
Nacional y Externado.

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