El cuantioso paquete de rescate que la Unión Europea ha adoptado para enfrentar la pandemia fortalecerá al euro y el crecimiento exponencial del precio del oro como activo de reserva, han conducido a Goldman Sachs a advertir que el papel de la moneda estadounidense como divisa de reserva mundial podría estar amenazado. El precio del oro se acerca a los US$2000 por onza y la proyección a 12 meses se ubica en torno a US$2.300 por onza, al tiempo que el índice Blomberg Dollar Spot se encamina a su peor cotización para un mes de julio en diez años.
A la orientación de la Reserva Federal hacia un enfoque inflacionario con expansión monetaria por la compra de títulos a particulares debe sumarse el hecho de que Estados Unidos lidera las cifras de contagio y el desacato del gobierno a las opiniones de los científicos.
La emisión creciente de dólares y el abultado aumento de la deuda publica ( que alcanza a 80% del PIB), pueden generar temor a la desvalorización y por ello Daniel Sharp, analista de Godman Schas considera que “Han comenzado a surgir preocupaciones reales sobre la longevidad del dólar estadounidense como moneda de reserva… y el oro es la moneda de último recurso, particularmente en un entorno como el actual donde los gobiernos están degradando sus monedas fiduciarias y empujando las tasas de interés reales a mínimos históricos”.
Paralelamente, la Fundación Digital Dollar y la empresa Accenture avanzan en un proyecto de ‘Digital Dollar’ como moneda digital del banco central (Central Bank Digital Currency-CBDC). Si casi todas las actividades económicas pueden desarrollarse virtualmente es obvio que la divisa de mayor uso debería adecuarse a esas condiciones, máxime si existe el temor al contagio que puede transmitirse por billetes.Se trataría de la ‘tokenizacion’, para convertir la moneda en una representación digital, con la información necesaria para confirmar su autenticidad y su transferencia de propiedad. Como este CBDC sería emitido por la Reserva Federal tendría el respaldo de una nueva infraestructura de pagos, con interoperabilidad para coexistir complementariamente con otras infraestructuras y eliminaría costos de transacción al tiempo que incrementaría la cobertura de la población. Así bajarán costos de transacción, se diversificarían formas de pago y se incluirían personas sin cuenta bancaria (hoy, 14 millones), permitiendo transacciones en plataformas de comercio electrónico que no aceptan efectivo. En las actuales condiciones las ayudas para mitigar la pandemia tardan hasta un mes para llegar a los beneficiarios.
Por ser un método que permite operaciones bilaterales está expuesto a falsificaciones pues el token se transmite de modo descentralizado y por ello se requieren canales de validación que impidan falsificaciones y se debe limitar la información que contenga este token para proteger la privacidad, y garantizar la seguridad frente a operaciones ilícitas. Si se tratara de una asociación publico-privada podría traer problemas si la Reserva Federal no garantiza un sistema de pagos sano y una prestación equitativa de servicios de pago al mercado financiero.
Beethoven Herrera Valencia
Profesor U. Nacional y Externado
Apoyo de Juan S. Gómez.