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MARTES, 05 DE DICIEMBRE DE 2023

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Beethoven Herrera Valencia
Análisis

Misión de sabios, ¿esta vez les haremos caso?

La única posibilidad de que el país convierta sus sueños en realidad es que la sociedad en conjunto asuma metas como propósito colectivo.

Beethoven Herrera Valencia
POR:
Beethoven Herrera Valencia

El Informe de la nueva Misión comienza por reconocer que Colombia está en el segundo momento más importante de su historia: el primero fue cuando “tuvimos que construir una nación de cero”; y el segundo, ahora, cuando “damos el gran salto a la paz”, y coincide con un desarrollo sin precedentes de las tecnologías de la información y la comunicación; y su objetivo era diseñar una hoja de ruta para asumir ese cambio tecnológico, en armonía con el cambio social, teniendo la educación como motor principal.

La pertinencia de estas recomendaciones reside en el hecho de que aunque la pobreza ha disminuido en los últimos 8 años (excepto el último año), la desigualdad persiste y se agrava.

A pesar de lograr un crecimiento superior al 3%, el mayor de Suramérica y por encima del promedio mundial, el coeficiente de Gini que mide la desigualdad sigue en 0,51, y el desempleo ha vuelto a dos digitos. Frente a esa situación la Misión considera que la inversión en Ciencia, Tecnología y educación es la única vía para mejorar esos indicadores.

La Misión registra con preocupación la bajísima inversión en investigación y desarrollo, que en Colombia es de 0,24% como porcentaje del PIB y la Misión propone llegar al 1,5% del PIB, pues el año 2013 cuando la inversión en ese rubro fue del 0,75% del PIB fue gracias a la incorporación aCTI de recursos del Sistema General de Regalías.

Entre tanto los países de la OCDE, organismo que ha aceptado el ingreso de Colombia, invierten en promedio el 2% del PIB en CTI y han financiado especialmente la I+D con recursos públicos a través de distintas fuentes. Mientras Estados Unidos y Alemania lo han hecho mayormente mediante impuestos al patrimonio, Noruega y Canadá, lo han hecho por la renta de los recursos naturales.

La Misión propone cinco estrategias que combinan la investigación básica con procesos innovadores para transformar los procesos productivos a saber:

1.Desarrollar el conocimiento necesario para aprovechar el valor del agua y prepararse para el cambio climático, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030.

2.Conocer, potenciar y aprovechar los recursos de nuestra diversidad biológica y cultural para construir una bioeconomía y una economía creativa que lideren la transición a un nuevo modelo productivo.

3.Adoptar un modelo productivo, sostenible y competitivo en concordancia con tecnologías de la información y comunicación.

4.Converger hacia una Colombia más equitativa mediante un crecimiento económico sostenible distinto de la concepción tradicional asistencialista, es decir, un crecimiento incluyente y equitativo.

5.Avanzar radicalmente en el acceso a la educación de calidad que contribuya a “cerrar las brechas y que abra el camino hacia una Colombia que progresa por el conocimiento y el trabajo de su gente”. Y enfatiza en la educación inicial hasta los cinco años.

El Informe de la nueva Misión coincide con la primera Misión en cuya proclama, escrita por el Nobel García Márquez, se proponía “…una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética –y tal vez una estética– para nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal…”.

Por los precarios resultados que seguimos obteniendo en las pruebas académicas internacionales puede concluirse que las recomendaciones de esa Misión no fueron implementadas.

La primera Misión propuso una serie de recomendaciones para que Colombia fuese un país próspero y justo “al alcance de los niños”, y la nueva Misión recoge en una proclama las respuestas de los niños y adolescentes de diferentes territorios a la pregunta: ¿cómo esperan que sea nuestro país en 20 años?. Y dijeron esperar:

“Una Colombia en donde todas las niñas y los niños puedan estudiar; en donde podamos tomar agua del río; en donde las personas sean alegres y vivan en paz; un país libre de violencia y en donde se pueda salir de la casa sin miedo; en donde haya convivencia entre las personas y se cuiden los animales, no haya hambre y recibamos bien a los inmigrantes; un país de todos los colores, en donde la tecnología se use para el bien, todas las basuras se reciclen o se conviertan en abonos, y la ciencia nos permita descubrir cosas fantásticas; en donde se respete a los indígenas y a los afrocolombianos, y haya oportunidades para los campesinos y las personas de bajos recursos; en donde todos tengan los mismos derechos, y los colegios no pongan problema para recibir a niños discapacitados; en donde la educación no se sienta como obligación y todos puedan aprender muchas cosas para lograr lo que quieren hacer en su vida; en donde los pobres y los inmigrantes tengan donde dormir; un país en donde se logren hallazgos científicos que le sirvan a todo el mundo; en donde todos nos respetemos y se crea en las ideas de los niños y de los adultos”.

La única posibilidad de convertir esos sueños en realidad es que la sociedad en conjunto asuma esas metas como propósito colectivo y el gobierno e instituciones públicas y privadas hagan lo propio para convertirlas en realidad.


Beethoven Herrera Valencia
Profesor, universidades Nacional y Externado.
Beethovenhv@gmail.com.
Colaboración Santiago León Pineda.

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