La propuesta Ley del Economista exigía estar inscrito en el registro profesional para ejercer legalmente la profesión en el territorio nacional (artículo 2º). Además ordena “abstenerse de emitir públicamente juicios adversos sobre la actuación de colegas, señalando errores profesionales en que estos incurren […]” (art 29). Además prohíbe “formular conceptos y opciones que, en forma pública o privada, perjudiquen moral o profesionalmente a otros economistas, a sus clientes o a terceros”. Por esa vía las críticas de Kalmanovtiz a Mario Arrubla, las críticas de Hayek a Keynes recogidas en El camino de la servidumbre y los reparos de Krugman, Stiglitz y Tobin a Friedman estarían limitadas.
La propuesta disponía que la experiencia profesional contara no desde la graduación sino desde la expedición de la tarjeta profesional, minusvalorando el papel de las instituciones académicas y otorgaba papel preponderante a una instancia burocrática de carácter gubernamental. Los jóvenes han logrado que su tiempo de prácticas profesionales sea contabilizado como parte de la experiencia para acceder al empleo, pero este proyecto de ley pretendía dificultarlo.
El Nobel de economía ha sido otorgado a John Forbes Nash, a Robert Aumann, a Oliver Hart y a Bengt Holmström (matemáticos). Igualmente fueron galardonados el ingeniero Jean Tirole, al cientísta político Lars Peter Hansen, el experto en lenguas Eugene Fama, al abogado Ronald Coase (1991), al psicólogo Daniel Kahneman y a los politólogos Elinor Östrom y Herbert Simon.
¡Ninguno de ellos podría obtener la tarjeta de economistas en Colombia!
Personalidades tan destacados en docencia, investigación y desempeño de cargos públicos en Colombia como Lleras Restrepo, Palacio Rudas, Perry, Luis Jorge Garay, Manuel Ramírez, Eduardo Sarmiento y Salomón Kalmanovitz no podrían obtener la tarjeta profesional.
La ley crearía un monopolio de Conalpe para el ejercicio de la profesión y agregaría costos pues el profesional recién graduado necesita la tarjeta para ingresar al mercado laboral, pero debe pagar por ella cuando aún no devenga.
El proyecto establecía que “no serían válidos para el ejercicio de la profesión de economista los títulos honoríficos” (cap. 5), como el que otorgó la Universidad del Valle a Estanislao Zuleta, pese a que su discurso de aceptación titulado Elogio de la Dificultad es reconocido como una pieza maestra. El proyecto además establecía negar la tarjeta de economista a los posgraduados en economía lo cual riñe con la tendencia necesaria hacia la interdisciplinariedad.
La Sentencia 087 de 1998 de la Corte Constitucional, al referirse a la facultad del legislador para exigir título académico dice: “no se trata de una potestad arbitraria concedida al legislador: ningún profesional artista o artesano tiene deberes significativamente distintos de los que tiene cualquier buen ciudadano y el impartirlos no es privilegio de ningún claustro. La ética ciertamente no es cosa de poca monta, pero su observancia no es asunto de especialistas”.
Hemos derrotado dos veces esa propuesta…pero como las malas ideas puede renacer.
¡Vigilantes!
Beethoven Herrera Valencia
Profesor universidades Nacional y Externado.