Al otorgar el nobel de economía a William Nordhaus y a Paul Romer, se destacaron sus contribuciones al análisis macroeconómico de largo plazo en lo concerniente a la introducción del cambio climático y las innovaciones tecnológicas en el crecimiento económico sostenible, pues investigaron cómo el mercado y el comportamiento humano influyen en el conocimiento y la naturaleza.
Paul Romer asumió como economista jefe del Banco Mundial en el 2015, pero renunció en enero del 2018, manifestando que el índice Doing Business fue manipulado para aparentar que la situación económica de Chile había empeorado bajo el gobierno de Michelle Bachelet y así facilitar la reelección del empresario Sebastián Piñera. No obstante, Romer ofreció disculpas por ello, reconociendo que las entidades multilaterales al evaluar a los gobiernos, dejan de lado la objetividad.
En sus visitas a Colombia, Romer reafirmó sus convicciones sobre la necesidad de proyectar las ciudades a futuro antes que la expansión demográfica se realice de forma desordenada, argumentando que una adecuada planeación permite concentrar a los habitantes en un solo lugar, reduciendo la carga ambiental y sobrecostos futuros, en términos de manejo de residuos y provisión de servicios públicos.
Romer manifestó, además, que hay que dejar de depender de la renta petrolera, tanto por la insostenibilidad de las finanzas públicas como por sus efectos medioambientales. Recomendó promover sectores productivos que fomenten el aprendizaje y la innovación en sus trabajadores, además de establecer un buen sistema educativo que otorgue herramientas a las personas para crear nuevos conocimientos y transformarlos en fuentes de riqueza.
Romer ha sostenido que el gobierno debe fomentar la investigación y el desarrollo (I+D) en la economía, no solo financiando proyectos, sino propiciando un contexto institucional favorable para la inversión en nuevas tecnologías y generación de conocimiento, haciendo rentables estas actividades con subsidios, exenciones tributarias y leyes de propiedad intelectual.
También criticó la hipótesis de convergencia absoluta entre países, derivada del modelo de Solow, la cual sostenía que los países con bajo stock de capital (pobres) tendrían tasas de crecimiento mayores que las naciones con mayor stock de capital (ricos), y que ambos grupos de países convergerían, en el largo plazo, a un mismo nivel de ingreso per cápita.
Romer confronta sus teorías con la evidencia empírica, hasta convertir a la economía en aquella ciencia social interesada en la mejora de la calidad de vida de las personas, el progreso social y la materialización de las ideas.
Su enfoque lo llevó a criticar fuertemente el uso excesivo de las matemáticas en la economía, argumentando que si bien sirven para clarificar resultados, en la mayoría de los casos se utilizan para esconder posiciones ideológicas, engañar con estadísticas a la opinión pública y defender hipótesis arbitrarias sobre el funcionamiento de la economía que no tienen validez empírica alguna.
Beethoven Herrera Valencia
Profesor, U. Nacional y Externado
Colaboración de Jhan Andrade