Nacida el 13 de julio de 1927 en Niza, en la familia judía Jacob, fue deportada con sus padres y hermano al campo de concentración de Auschwitz -Birkenau; al ser separada de su padre y hermano, no supo de la muerte de ellos hasta en 1978. Fue uno de los 2.500, de 76.000 judíos deportados (3 por ciento), que salieron vivos cuando se liberó ese campo de exterminio el 18 de enero de 1945 por la llegada de los aliados. La madre murió de tifo en Bergen, Belsen, antes del fin de la guerra.
Simone Veil ha muerto el pasado 30 de junio en París, después de haber sido ministra de Salud, presidenta del Parlamento Europeo y miembro del Tribunal Constitucional. En medio del reconocimiento general, fue sepultada en el Panteón Nacional y mencionada por el presidente Macron en su discurso a la nación desde el Palacio de Versalles.
En 1969 fue designada como la primera mujer secretaria del Consejo Superior de la Magistratura, habiendo comenzado su carrera como directora de prisiones, trabajo en el cual se enfrentó al ministro Jean Foyer por las torturas, desnutrición y malos tratos a los presos argelinos, del mismo modo que siendo judía defendió las condiciones dignas para los palestinos.
Fue nombrada ministra de Salud por Valéry Giscard d’Estaing, quien había incluido la legalización del aborto en su programa electoral, sin el apoyo de su partido. Dice el expresidente, que él mismo redactó el proyecto de ley junto con el secretario de Justicia Jean Lecanuet, la ministra del interior Michel Poniatowsky y Simone Veil; pero ni Lecanuet ni Poniatowsky podían defender el proyecto en el legislativo, pues sus partidos se oponían, de modo que tuvo que defenderlo Veil, como ministra, en una sesión de tres días y dos noches. En el debate, un parlamentario le gritó: “Usted es como los nazis”, pero la ley fue aprobada en enero de 1975.
Fue la quinta mujer que ingresó a la Academia Francesa, ocupando la silla de Racine en el 2010, y en el discurso de recepción, Jean d’Ormesson le dijo: “Usted es la traducción misma de la modernidad encarnada (...), y por ello la inmensa mayoría de los franceses la amamos”, afirmando luego que ella representaba los tres momentos más destacados de la historia moderna de Francia: la tragedia del holocausto, la emancipación de la mujer y la esperanza europea.
Propuesta por Giscard y con el apoyo del canciller Helmut Schmidt, fue elegida primera presidenta del Parlamento Europeo en 1979, en la primera elección por voto directo, cuando apenas comenzaba el proceso de construcción de la unidad europea.
Interrogada sobre cómo pudo después del exterminio convocar a la reconciliación con los alemanes, ella respondió: “No tenemos elección, debemos vivir de nuevo juntos”.
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Simone Veil, de Auschwitz al Panteón
Interrogada sobre cómo pudo después del exterminio convocar a la reconciliación con los alemanes.
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Beethoven Herrera Valencia
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