La ventaja de 51 por ciento a favor de la independencia que muestra la última encuesta, ha obligado al primer ministro británico, David Cameron, a viajar a Edimburgo para tratar de revertir esta tendencia.
Como hace dos meses, los unionistas ganaban por 20 puntos, el cambio de tendencia ha provocado una declaración conjunta del liberal Nick Clegg, el laborista Ed Miliban y el primer ministro conservador David Cameron, ofreciendo mayor autonomía tributaria y en seguridad social, si se mantienen en el Reino Unido.
Mientras 200 empresarios apoyaron la independencia, 133 se oponen, argumentando que los lazos económicos son muy fuertes, pues Inglaterra es su mayor mercado. Por su parte, el Royal Bank of Scotland y el Lloyds Banking Group han anunciado que si el independentismo sale victorioso se registrarán en Londres (Portafolio, 11/09/2014), y Standard & Poor’s advirtió que las aseguradoras enfrentarían riesgos en una Escocia independiente.
El primer ministro escocés Alex Salmond, aventajó en el debate televisado al unionista Alistair Darling, y propone que Escocia independiente ingrese a la Mancomunidad Británica como Australia, Nueva Zelanda y Canadá, e Isabel, quien fue coronada reina de Escocia, y se ha mantenido neutral en el debate, continuaría siendo reina de Escocia y mantendría su palacio en Balmoral.
Los independentistas argumentan que la política neoliberal inglesa mantuvo la pobreza y debilitó la seguridad social, y mientras muchos ingleses proponen el retiro de la Unión Europea, los escoceses son favorables a su permanencia. The Economist (13/09/2014) ha mostrado que Escocia tiene un gasto público per cápita de 1.300 libras por encima del gasto de Reino Unido, insostenible tras la independencia.
Inglaterra no aceptaría compartir su moneda, la debilidad del euro lo hace poco atractivo y pocos apuestan por la solidez de una moneda escocesa. A este respecto, Krugman ha dicho: “…la combinación de independencia política con una moneda compartida es una receta para el desastre”. (New York Times, 08/09/2014).
La discusión se concentra en temas económicos (moneda, impuestos, seguridad social) o políticos (riesgo de vulnerabilidad frente al terrorismo al quedar fuera de la Otan), pero hay motivos de identidad nacional y reivindicación histórica por la brutal muerte a la que fue sometido por Inglaterra el líder independentista escocés William Wallace, en 1305.
Un detonante del proceso ha sido el descubrimiento de petróleo, y los escoceses creen que podrían lograr un mayor crecimiento si manejan sus recursos de modo independiente, pero los unionistas sostienen que el crudo es un recurso no renovable y que cuando se agote Escocia quedaría en condición precaria.
La independencia tendría implicaciones geopolíticas, pues Escocia tiene submarinos atómicos, y Cameron seguiría el camino del primer ministro Lord North, quien debió renunciar tras la independencia de Estados Unidos en 1782.
Beethoven Herrera Valencia
*Profesor, U. Nacional y Externado
beethovenhv@gmail.com
Con la colaboración de Diana Vidal Rojas