Tras un largo periodo de recesión y crisis con alto desempleo y abultados déficits, el Banco Central Europeo, ha anunciado la compra de 60.000 millones de euros de deuda al mes (como mínimo) desde marzo hasta septiembre de 2016; al mismo tiempo que rebajó la tasa de interés al 0,05 % y mantuvo fija en -0,2 % la facilidad de depósito o interés que cobra a los bancos por dejar dinero en sus arcas.(Portafolio Enero 22/15).
Esta decisión esperada por varios años tiene un monto superior al esperado, se conoce como flexibilización cuantitativa (quantitaive easing-QE) y llegará hasta 1,4 billones de euros.
El presidente del Banco, el italiano Mario Draghi, ha anunciado que es posible seguir imprimiendo dinero hasta que la inflación vuelva al objetivo de un poco por debajo del 2 %; y como el IPC cayó a -0,2 % en diciembre en tasa interanual por la presión bajista de los precios del petróleo, la medida busca evitar la deflación con un esquema que comparte los riesgos en un 20 % el BCE y los bancos nacionales en tanto que el 80 % restante lo asumirán los bancos centrales de cada país.
Alemania se había opuesto a esta medida pero tras el buen resultado de las facilidades monetarias otorgadas por la Fed, Europa reconoce que ha perdido un lustro para responder a la grave crisis.
En Estados Unidos el desempleo había ascendido hasta el 10 %, pero Bush y Obama obtuvieron autorización del Congreso para emitir 715.000 millones y 800.000 millones respectivamente y Bernanke compró USD 45.000 millones mensuales en bonos del tesoro.
Dicha política, suspendida este año, influyó en la recuperación del crecimiento y redujo el desempleo hasta el 6 %.
Para evitar que el ejecutivo use dichas facilidades para objetivos políticos –como la reelección de Obama– los republicanos han propuesto reformar la Fed para impedirle aplicar dicha política, y con el control republicano de ambas cámaras, no es improbable que dicha propuesta tome impulso, pero afectaría la autonomía de la Fed, incluso para fijar la tasa de interés.
Al referirse a Grecia, Draghi advirtió “que aunque no se tiene una norma especial para dicho país”, una vez que se cumplan ciertas condiciones podrán comprar bonos griegos tras su vencimiento en julio. Y aunque estas medidas implican un reconocimiento a la insuficiencia de la anterior política, Draghi ha reiterado el discurso del FMI para exigir la flexibilización laboral.
No parece coincidencia que estas medidas, ampliamente recomendadas por personalidades como Krugman y Stiglitz, se promulguen justamente en la víspera de las elecciones griegas en donde el grupo de izquierda Syriza, crítico vehemente de las políticas de austeridad, tiene seria opción de ganar.
Ello influiría en la futura decisión de España, donde el partido Podemos, de inspiración similar, lidera las encuestas.
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