El presidente Barack Obama visito la cárcel de Reno y se reunió con seis reos, buscando responder a quienes lo acusan de no hacer suficiente por la raza negra, y aprovechó para proponer la reforma del sistema penal.
El presidente declaró que el sistema judicial está sesgado por razones de raza y dinero, y se refirió a estudios que demuestran que las personas de color tienen más posibilidades de ser arrestadas y condenadas a penas más duras que otros reos por delitos similares. Al tiempo que amnistiaba a 46 presos condenados a penas mayores a 20 años, o a perpetuidad, por asuntos de droga sin violencia, criticó el sistema de aislamiento: entre 2,2 millones están detenidas en celdas minúsculas durante 23 de las 24 horas del día, por meses y años.
Estados Unidos tiene el 5 por ciento de la población mundial, pero alberga el 25 por ciento carcelaria de los 35 países europeos sumados, con una tasa de encarcelamiento cuatro veces la de China. Desde 1980, el grupo penitenciario de Estados Unidos se ha cuadruplicado, y durante los últimos 20 años se ha duplicado; la mayor parte de ello a causa de la guerra contra las drogas lanzada por Ronald Reagan en 1982.
Clinton ha reconocido que fue su error establecer el sistema de penas automáticas más altas en caso de reincidencia, lo cual condujo a agravar el problema, aunque California, Texas y Nueva York lograron reducir la delincuencia y las tasas de encarcelamiento.
Por otra parte, Obama sostuvo que “si usted es un pequeño distribuidor o un individuo que ha violado su libertad condicional, tiene una deuda con la sociedad y debe responder por esos casos. Pero no puede tener una pena de 20 años ni prisión a perpetuidad”.
El costo de este encarcelamiento es de 80.000 millones de dólares, con lo cual se podría doblar el salario de los profesores de secundaria, abrir escuelas maternales para todos los niños de 3 a 4 años, o eliminar los pagos por escolaridad en todas las universidades públicas.
La mentalidad ha cambiado incluso –en los republicanos–, sobre todo por el argumento presupuestal. El republicano Jim Sensenbrenner y el demócrata Bobby Scott, presentaron un proyecto proponiendo rebaja automática de penas, que otorgue al juez un margen de interpretación de los casos individuales y cree tribunales especializados para casos de droga. Este proceso está acercando a personajes desde diversas orillas ideológicas: coincidiendo con voceros de la izquierda, los hermanos Koch –exfinanciadores del Tea Party– han expresado que la reforma del sistema penal se justifica por motivos morales, constitucionales y presupuestarios.
Y Van Jones, exconsejero de Obama, ha dicho que “estamos en medio de una convergencia extraña, después de treinta años de competencia entre demócratas y republicanos para ver quién mete más gente a prisión”.
Y clama por reducir la población carcelaria en 50 por ciento, en diez años.
Beethoven Herrera Valencia
Profesor U. Nacional y Externado
beethovenhv@yahoo.com