El gasto de los hogares* se viene desacelerando de manera importante en el 2016. En nuestras estimaciones publicadas el año pasado, mostramos que el gasto de los hogares creció 5,05 por ciento con respecto al 2014, y esperábamos un comportamiento incluso ligeramente mejor este año, pero la dinámica del mercado interno se ha visto afectada por dos variables que se han comportado muy diferente a lo esperado: la inflación y el empleo.
En junio del 2016 el gasto de los hogares creció -0,47 por ciento, en términos reales, frente al año pasado, con un crecimiento acumulado en los últimos 12 meses de 3,54 por ciento, con una clara tendencia a desacelerar.
Este freno en la dinámica de gasto de los hogares se da por dos componentes principales. El primero se refiere a la inflación presente a lo largo del año –consecuencia del aumento de los precios de los productos agrícolas de consumo y el aumento de los servicios públicos y los arriendos– y la menor generación de empleo en el mercado, debido a una menor generación de puestos de trabajo en la construcción, la industria y los servicios del gobierno, que han sentido no solo una menor demanda de bienes, sino baja capacidad del Gobierno Nacional para invertir y de la baja ejecución de los presupuestos municipales y departamentales, ante el comienzo de sus gobiernos.
El empleo y la inflación explican el comportamiento del freno del gasto de los hogares, ya que los mayores precios de los productos de compra frecuente causa que las familias hayan dejado de adquirir bienes durables como carros, pensando que están más caros por la devaluación y que las tasas de crédito de consumo han subido mucho.
Esto hace que las industrias no demanden tanto empleo, sumado a las menores ventas exteriores por las condiciones del mercado regional, como la situación de Brasil y Ecuador, causando menor creación de puestos de trabajo. Todo ello hace que la demanda crezca a menor velocidad.
Pero los hogares han aumentado de manera importante su gasto en entretenimiento, el cual crece 4,58 por ciento, en términos reales frente a junio del año pasado. Esto deja ver que están en un momento de contención de compra, generada por la menor demanda de crédito de consumo y no porque no tengan capacidad de compra, pues la inflación acumulada del año (5,1 por ciento) es aún menor que el aumento de los salarios (7 por ciento).
Esta condición nos lleva al segundo componente: la incertidumbre. Los colombianos han recibido en el último año noticias que no les permiten tomar decisiones de mediano plazo –inversión en carros, viajes e incluso compra de vivienda– como la devaluación, la propuesta de una reforma tributaria –que afectará la base y el IVA–, impuestos para desmotivar el consumo de ciertos productos y el proceso de paz; esto ha causado que los hogares miren con recelo realizar cierto tipo de gastos, y más todavía cuando la inflación les ha quitado capacidad de compra y el Banco de la República ha subido sistemáticamente las tasas de interés, causando una sensación de mayor precio de los créditos, frenando la demanda interna, como es su interés, claramente reflejado en sus reciente minutas.
El primer semestre fue un reto muy pesado para la demanda interna, que debió soportar toda la presión política de los diálogos en La Habana, una inflación creciente, ‘El Niño’, el Zika, el pago de impuestos prediales, la incertidumbre de la reforma tributaria, el paro de camioneros, y múltiples noticias negativas.
Julio tiene tres retos bastante complicados para la inflación. Si la papa no sube de precio en el mes, tendrá una inflación anual del 90 por ciento, debido al costo que tenía el año pasado; situación que se suma a que Cúcuta –que solo pesa el 2 por ciento en el IPC nacional– tiene la inflación más altas de las ciudades y aumentará debido al paso de los venezolanos a comprar en este mes. Finalmente, los cambios en las tarifas de agua, tendrán un impacto importante en diversas ciudades, con menores dimensiones en Bogotá.
El segundo semestre puede ser un poco más calmado porque la inflación debe comenzar a ceder, llegando a ubicarse cerca del 6 por ciento a final del año, permitiendo que los salarios no pierdan capacidad de compra y que las tasas de interés reales de tarjetas de crédito y consumo sean bajas, lo que generará las condiciones para que la industria y el comercio reviertan la tendencia del gasto, llevándolo a crecer cerca del 3 por ciento en el 2016, casi dos puntos por debajo de lo esperado.
Camilo Herrera Mora
Raddar Consumer Knowledge Group.
El gasto de hogares de Raddar (Gastometría) comprende todas las compras y pagos que hacen los colombianos, menos los pagos financieros y los autoconsumo que mide el Dane en su cuenta de Consumo de Hogares.
análisis
De la inflación, la incertidumbre y otros demonios
Devaluación, reforma tributaria, impuestos para desmotivar el consumo y proceso de paz, noticias que no le permiten tomar decisiones de mediano plazo.
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Camilo Herrera Mora
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