Se necesitan más cupos universitarios. Punto. Al revisar la demografía colombiana, hay un problema que hemos dejado pasar callado, como hicimos con las pensiones, las viviendas e incluso los diferendos limítrofes: nos envejecimos.
Continuamente se nos ha dicho que nos estamos envejeciendo, pero la verdad es que eso ya pasó y sigue pasando, causando enormes problemas de mercado y de política pública. Como la tasa de natalidad se redujo y la edad de esperanza ha aumentado, todo lo que teníamos pensado como políticas públicas en Colombia debe ser repensado. Sí, estamos en una de las trampas del éxito del desarrollo.
En Colombia hay 3,3 millones de niños en edad preescolar y 7,5 millones universitaria, con coberturas de 82 y 12 por ciento, aproximadamente, (ya que las fuentes varían mucho), pero se deja ver una verdad enorme: ¡nos vamos a quedar con jardines sin alumnos y con alumnos sin universidades!
Esto nos debe poner a pensar en temas muy difíciles, más en un momento electoral: ¿hay que ampliar la Universidad Nacional?, ¿debemos crear más universidades públicas en las capitales?, ¿montamos sedes en ciudades intermedias?, ¿cómo llevamos las universidades a los municipios más pequeños?, ¿usamos la internet?, ¿fomentamos a los privados?, ¿tenemos los maestros para esto?, ¿qué carreras debemos enseñar? y ¿qué hacemos con los profesores de preescolar que se van quedando sin trabajo?
A todo esto se debe sumar una reflexión fundamental del doctor José Alberto Vélez (expresidente de Argos), quien en un foro hacía una pregunta preocupante, con una respuesta intimidante: “¿En cuántas universidades privadas hay carreras vinculas al agro? En ninguna de las importantes, pero decimos que el futuro del país está en el campo”.
No estamos preparados para el cambio en el aparato educativo que teníamos que haber hecho hace muchos años; los jardines no tienen las instalaciones para volverse universidades, y no tenemos cómo servir la demanda que existe porque, por miles de razones, le hemos dado la espalda a la educación.
¿Qué hacer? Pensar la cosa muy bien porque esto no es como están diciendo los candidatos presidenciales, que se le van a dar becas a los mejores, o que se le van a dar más recursos a las universidades públicas, ni mucho menos hacer una educación virtual, porque estas son soluciones sin estructura y sin visión. La educación superior en Colombia es uno de los principales determinantes de la migración de las personas a las capitales, y si esto no se soluciona continuará el flujo de gente hacía las ciudades, bajo la ‘promesa de volver’, a sabiendas de que al conocer las grandes urbes y sus oportunidades, es difícil que lo hagan.
Esto ha pasado en el mundo, y algunos países lo han solucionado fomentando ciudades universitarias y grandes puertos industriales, pero en nuestro país hemos dejado que pase el tiempo y nos quedamos sin los cupos universitarios que sabíamos que eran necesarios, con las ciudades llenas de jóvenes desempleados y los municipios con personas mayores, sin que el Estado las pueda apoyar por economías de escala.
El país necesita una revolución en educación superior urgente, que pase por encima de los debates electorales, y nos abra los ojos a la crisis que tenemos: sabíamos que esto iba a pasar y no hicimos nada, frenando el crecimiento del ingreso de las personas y de la economía. Punto.