Las cifras son claras: el gasto de los hogares colombianos comenzó a crecer nuevamente y la cantidad de gente en las calles es mayor; así los gobiernos en el país han pedido que las personas estén en la casa, esto solo llegó a un máximo de un 60% de cumplimiento en abril, y se logró porque muchas empresas mandaron a sus empleados a sus lugares de residencia, causando que la producción se paralizara en cerca de 15%, pero la demanda solo un 6%; estos son los números que debemos analizar.
En mayo, con las reaperturas, la demanda comienza a crecer en transporte, más elementos de protección e incluso comidas por fuera del hogar.
La población ocupada informal, comienza a salir a las calles a buscar oportunidades de ingresos y esto va sacando el dinero de la cuarenta en que estaba.
En abril fue la gran caída, como un esfuerzo general por contener el contagio inicial y preparar al sistema de salud para el aumento de la demanda que se viene; afortunadamente, hasta donde hay datos, la cantidad de personas en los hospitales y en las Unidades de Cuidados intensivos (UCI) es baja, lo que nos da nuevas oportunidades.
Ahora debemos asumir tres grandes realidades: sin una vacuna, muchos más se van a enfermar, posiblemente todos; la caída del gasto de las personas se puede demorar tres años en recuperarse; y, las empresas y los gobiernos saldrán muy golpeados, y habrá menos empleo por un tiempo, lo que sumado a la devaluación, la guerra de precios que se avecina, el hueco fiscal que se está causando y la caída en las ventas e ingresos de muchos, se nos vienen tiempos diferentes.
No nos tenemos que reinventar, como muchos están diciendo, tenemos que aprovechar nuestras ventajas para mantener la producción, el ingreso y el empleo; la ventaja que tienen algunas empresas e instituciones por haber tomado decisiones en el pasado, que les permiten ser parte activa en el presente y tener un lugar en el futuro, por qué la pregunta no es cuándo comienza el futuro, sino cuándo comenzó. Esas empresas que ya vendían directo al comprador, por sus propias redes o con las plataformas existentes, tienen la delantera.
Mayo fue el mes de la gran prueba, donde las cifras ya muestran recuperación económica, más búsqueda de empleo e ingresos, pero también hay más contagios y personas muertas por la enfermedad.
Si logramos que la reapertura de los sectores elegidos tenga impactos positivos en las dos dimensiones, podremos pasar a la fase más retadora de todas: que como personas entendamos que no podemos tocar a nadie, porque ahora vivimos en un mundo conectado, pero sin contacto.
Somos una cultura abrazadora, saludadora, besucona, que no comprende la idea del espacio personal, y tenemos que encontrar la forma de estar a más de un metro unos de otros, lo que es casi imposible en lugares como el transporte público; es acá donde realmente estará el cambio de lo que nos esta pasando, porque debemos pasar de jugar a las “escondidas” para que el virus no nos encuentre, a jugar a “la lleva”, para que el virus no coja. Este es el enorme reto.