Después de los seis meses de confinamiento, las cosas que ya venían mal, comienzan a verse aún más difíciles; el panorama de lo que viene es complicado, los indicadores económicos en terreno negativo, el empleo creciendo lentamente y el fenómeno de La Niña, amenazando con fuertes lluvias a final de año.
La polarización se agudiza, presionada por la oposición contra los gobernantes de turno (de un lado o del otro), desde las alcaldías hasta la Presidencia, debido a lo que llamaran “fracaso” de las medidas, y quienes no tienen el poder, aprovecharán para minar la imagen de las instituciones, para asegurar sus bases electorales para 2022.
El país vive continuamente en campaña política, incluso gobernando, los dirigentes parecen más candidatos que ejecutivos; y al llegar al poder, buscan la manera de acabar con lo que hizo el Gobierno anterior para justificar sus ataques como oposición y a sabiendas de que no lograrán sus planes de gobierno, culparán a su antecesor de sus errores y a la oposición de turno de evitar el progreso.
Por esta necesidad de tener la razón, nos hemos matado por años, dejando la sangre de los jóvenes en las calles, viendo caer líderes políticos que amenazan los intereses de unos o de otros.
Esto ha pasado por muchas décadas en el país, y hace que nuestro desarrollo sea lento, y solo se logre en los sectores más alejados de los debates, sobre quién tiene la verdad o no.
No hemos podido salir de este círculo enfermizo, donde lo importante es tener la razón y no dejar que otro la tenga. La ausencia de partidos políticos estructurados, el desequilibrio entre deberes y derechos, y la falta de respeto a las normas, hace que esto sea aún más profundo, porque hemos permitido que prime el individualismo sobre una idea común de bienestar.
Los abusos de poder de funcionarios públicos, la ausencia del Estado en muchas zonas del país, el maldito narcotráfico, la necesidad de lograr riquezas en el corto plazo a toda costa y la purulenta necesidad de capturar rentas para tener ingresos sin producir, han sido un veneno que nos ha enfermado profundamente.
Pasados los seis meses, volvemos a nuestra realidad, donde las cosas van a estar peor, y la necesidad de un liderazgo claro y de una visión concertada sobre hacia dónde debemos empujar, es cada vez más urgente.
Debemos pasar de creer tener la razón a razonar. Es fundamental un gran acuerdo en este momento, donde los de izquierda y derecha, liberales y conservadores, los de arriba y los abajo, los de atrás y los de adelante, y cada extremo que exista, pongan al país a producir y distribuir de la mejor manera posible en el corto plazo, porque cada día que pasa la violencia crece, siendo solo el síntoma que los problemas se están profundizando.
Lo que viene va a ser más difícil, por lo económico, las lluvias y con el bajo respaldo a los alcaldes, gobernadores y al Presidente, todo lo que se haga será impopular, y la capacidad de acción será muy reducida. No confundamos las campañas electorales de 2022, con lo que necesitamos urgentemente.
Camilo Herrera Mora
Presidente, junta directiva de Raddar.
camiloherrera@raddar.net