Hoy, Colombia se enfrenta como nación a uno de sus más importantes retos históricos. Una decisión de Gobierno nos ha embarcado con nuevos aires en el arduo y esperanzador camino hacia la terminación del conflicto armado y la paz.
Este tremendo esfuerzo no solo necesita de la articulación de la institucionalidad colombiana y el apoyo de la comunidad internacional para alcanzar el éxito; la sociedad civil debe tomar conciencia de su crucial papel en la reconstrucción de lazos sociales que conduzcan a una estabilidad duradera en el país.
Como componente neurálgico de esta sociedad civil, el empresariado de Colombia ya ha comenzado a apoderarse de su potencial para resarcir el tejido social afectado por la violencia.
Actualmente, compañías a lo largo y ancho del territorio nacional ponen en marcha proyectos e iniciativas en sus zonas de influencia. Estas organizaciones han reconocido que pueden ser agentes de cambio, con todo de su lado para dar el empujón definitivo hacia la paz en las regiones del país.
Como asociación que agrupa a empresas colombianas, americanas y extranjeras alrededor de la relación bilateral entre Colombia y Estados Unidos, la Cámara de Comercio Colombo Americana ha sido testigo del trabajo de sus afiliados en pro de la reconciliación en el país.
Hemos visto cómo actores sobresalientes de la economía nacional como Nestlé, General Motors Colmotores, Bancolombia y la Federación Nacional de Cafeteros, se han apropiado de su capacidad para estimular procesos locales encaminados a la generación de relaciones sociales renovadas, que ayuden a cerrar los capítulos de conflicto en las comunidades.
Estas experiencias evidencian las múltiples vías que pueden transitar las empresas en Colombia para aportar a la reconciliación en el país.
Ya sea un esfuerzo pedagógico alrededor del perdón como pilar para la construcción de una cultura de convivencia, como el que ha hecho Nestlé en el Valle del Cauca y Caquetá, o la creación de empleo para quienes han regresado de los grupos armados ilegales a la vida civil, como la gestionada por General Motors Colmotores, es claro que toda iniciativa empresarial en pos de la reconciliación es, sin duda, un aporte de incalculable valor para la paz nacional, ahora y en el futuro.
Es vital reconocer que las grandes compañías pueden contribuir a esta causa.
Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas, que establecen a diario relaciones cercanas con sus comunidades, están en capacidad de impulsar profundos cambios positivos que redirijan y refuercen el rumbo de sus clientes y aliados hacia la reconciliación.
Nuestro tránsito hacia la paz es hoy innegable. Es por ello que el sector privado puede y debe liderar desde sus actividades la construcción de una Colombia renovada. Solo así veremos los frutos de un esfuerzo colectivo para el provecho de todos los colombianos.
Camilo Reyes R.
Director ejecutivo de AmCham Colombia