El periódico 'El Espectador' publicó hace unos días una excelente caricatura de Nieves, con la siguiente frase: “Los que más contaminan el río Bogotá son las incumplidas ‘Buenas Noticias’”. Es muy aplicable, no solamente al río Bogotá, sino también a diversos servicios públicos y a obras de infraestructura.
Antes de presentar uno de los múltiples ejemplos de ‘contaminación, es conveniente señalar un caso positivo en el cual ha existido una política de Estado y se ha hecho una juiciosa y continua planeación integral.
Es el sector de energía eléctrica, que tuvo un marcado impulso con la creación de Interconexión Eléctrica (ISA), al final de la década de los 60. Poco tiempo después, se realizó un detallado inventario del potencial de generación hidroeléctrica de Colombia. Paralelamente, se identificaron proyectos de generación térmica y se elaboró un plan de generación, para que fuera adelantado por diferentes empresas de energía. Este plan, revisado en varias oportunidades, ha permitido, con muy pocas excepciones, que Colombia cuente con una capacidad adecuada de generación.
Evidentemente ,si no se hubieran adelantado también proyectos de transmisión y distribución de energía, se hubieran causado interrupciones del servicio. Este ejemplo presenta dos claras conclusiones: la necesidad de una política de Estado y el requerimiento de una planeación integral a largo plazo, que incluya todos los elementos necesarios para prestar el servicio. Este ejemplo, claramente no muestra ‘contaminación’, sino ejecutorias.
El río Bogotá es un caso radicalmente diferente. Desde hace más de 50 años, se han realizado diversos estudios, que han planteado muchas soluciones, pero solo se han adelantado pocos planes parciales. En todos los casos, ha habido ‘contaminación’ de buenas noticias y muy poca descontaminación del río.
Se ha anunciado la próxima terminación, después de un periodo de construcción de 10 años, del interceptor que recogerá las aguas contaminadas de los ríos Salitre, Fucha y Tunjuelo para llevarlas a la planta de tratamiento de Canoas, cuyo desarrollo tomará varios años.
Una solución parcial, que solamente tendrá un efecto positivo en Bogotá, pero que transferirá el problema, en su total magnitud, a la cuenca baja del río Bogotá y al río Magdalena. Como siempre sucede, ya hay protestas sobre los efectos de la Planta de Canoas en la generación eléctrica de la cadena de Mesitas, cuando lo que se requiere es una concertación, entre los entes involucrados, para encontrar la solución integral más adecuada.
La descontaminación no se soluciona únicamente con el colector y la planta, pues son muchos los municipios que también contaminan el río. Algunos, tienen plantas de tratamiento, en diversos grados de efectividad. La limpieza del río requiere urgentemente una acción eficaz, tanto de Bogotá, como de todos los municipios contaminantes.
Es clara la urgente necesidad de un enfoque integral del problema y, obviamente, la acción de entidades eficientes y articuladas para que, finalmente, pasemos de ‘contaminación’ de noticias a verdaderas soluciones del viacrucis del río Bogotá, que afecta a Colombia.
Carlos Angulo G.
Exrector del Universidad de los Andes
cangulo@uniandes.edu.co