Yo crecí en un ambiente de cierto miedo tanto en el colegio como en mi casa. El colegio donde estuve -uno extraordinario- traía por aquellos tiempos rezagos del pasado. Si uno no traía la tarea bien hecha, si uno se equivocaba, si decía lo que no tocaba en el momento preciso, tenía consecuencias muy duras.
En un curioso video el escritor francés Daniel Pennac en redes esta semana, relata esa experiencia en redes, así como plantea salidas de ese oscuro túnel en la educación.
Es claro que la sicología hoy a invadido tanto a los salones de clase como a las empresas; en estas últimas sin embargo todavía existe el miedo. Pero no es solo sobretodo absolutamente curable, sino con impactos extraordinarios en el desempeño de las personas y su consecuente cascadeo a las organizaciones.
El miedo estuvo siempre presente en organizaciones como los ejércitos y los estados Leviathan. La estructura piramidal de esas organizaciones sirvieron de modelo al inicio de la revolución industrial a las empresas en formación. Pero la estructura que determinaba esa cultura del command and control fueron elementos que se mantuvieron casi intactos hasta finales del siglo XX. Allí predominaba el ‘hago caso’, el ‘como callado’ y el ‘si señor’ de los yes people, mencionados aquí anteriormente.
En la medida que apareció ‘la clase media’ en las empresas cuando las personas empezaron a llegar a las organizaciones en gran número con títulos de educación profesional, maestrías y cada vez más experiencia, la organización pensante empezó a surgir. Allí llegó la práctica del empoderamiento en los años 90s, en base a teorías sicológicas de los 80s. Se ‘descubrió’ que el poder se podía delegar y que las personas podían empezar a ejercer mucha más responsabilidad. Empieza a desencadenarse el poder de la mente, de la creatividad y claramente la ruptura de la jerarquía piramidal. Allí comienza a haber Flow, ‘fluir’ en el sentido del sicólogo Mihály Csíkszentmihályi.
Empieza a desencadenarse el poder de la mente, de la creatividad y claramente la ruptura de la jerarquía piramidal. Allí comienza a haber Flow, ‘fluir’
COMPARTIR EN TWITTEREn una organización moderna y fulgurante hoy, donde primero hay propósito, donde las personas son escogidas con procesos profundos, tienen objetivos claros y su desempeño es evaluado de acuerdo a esos objetivos puntuales, no hay razón para sentir miedo.
En ellas por el contrario hay Flow cuando se siente “completamente comprometido con la actividad por sí misma. […]El tiempo vuela. Toda acción, movimiento o pensamiento surgen inevitablemente de la acción, del movimiento y del pensamiento previos, es como si estuviéramos tocando jazz. Todo tu ser está allí, y estás aplicando tus facultades al máximo”.
En su primer libro en 1995 Bill Gates proponía que los PCs liberarían a la gente del trabajo rutinario. Pero el verdadero Flow viene de la cultura de las personas, de cómo se tratan, de cómo se respetan, de cómo se enganchan, de los retos que se ponen juntas, de cómo comparten fracasos y éxitos. Ahí está nuestra verdadera humanidad a todo dar y sus capacidades funcionando en las organizaciones. Y con felicidad.
CARLOS ENRIQUE CAVELIER
carlosenriquecavelier@alqueria.com.co
Coordinador de sueños de Alquería