Hace pocos días se revelaron los resultados de la Encuesta Global de Nielsen sobre Confianza del Consumidor en el segundo trimestre de 2014. Es una forma de medir percepciones sobre el país, si las personas están o no en un buen momento para comprar las cosas que quieren o necesitan, cómo están sus finanzas y cómo manejan su dinero.
También se conocieron las mayores preocupaciones de los colombianos. Que no son otras que mantener la estabilidad laboral (es decir, contar con un empleo seguro), las deudas, la economía del país, la educación de los niños y su bienestar, encontrar un balance entre trabajo y calidad de vida, la salud, el crimen y el incremento de los precios de los alimentos.
Por la misma época, del torrente de información, fotos y videos, aciertos y tonterías que circulan por la web, rescaté una breve presentación que también es un texto escrito por el padre Ricardo Bulmez y que anda reproducido por ahí desde hace varios años.
“Voy a decir algo que con seguridad va a molestar a muchos, pero cuando se los explique les puede molestar aún más –refiere este sacerdote católico, de quien leo en su cuenta de Twitter que es conferencista internacional, tiene libros como El arte de combinar el sí con el no y La vida es un paseo, además es cofundador del Grupo Crece–, cuidamos más lo seguro que tenemos que lo inseguro”.
Bulmez explica que suele decir: “no cuides tanto a tu familia, cuida a tu pareja”. Y que la gente reacciona con un argumento que parece incontrovertible: ¿pero cómo no voy a cuidarla?, ¡si es mi familia! Pero la familia está segura.
Nunca se pierde. “¿Ustedes han oído decir a alguien: allí va mi exhijo o mi expadre? No, ¿verdad? Pero sí oyen: allá va mi expareja, mi exesposa, mi exnovia, mi examante”. ¿Ha escuchado usted decir, por ejemplo, “esa señora que va pasando por allá es mi exmamá”?
Bulmez afirma otra verdad: “de todos los amores, de todos los puentes, el amor más débil que existe es el de pareja, pues no hay consanguinidad y por eso hay que darlo todo para formar algo. Tener una pareja es como cuidar una flor: si no se riega se muere y si se riega mucho también muere. Hay que ser un artista para cuidar una flor”.
El sacerdote no cae en la tentación, tanto en su texto como en su presentación, de asignar caprichosos estados civiles a la pareja, aunque, por lo visto, el mensaje ha sido modificado y tiene distintas versiones, algunas de ellas bastante direccionadas. En todo caso, me gusta este final, que espero sea original del autor: “¡ama todos los días de tu vida a tu pareja! ¡Mímala! ¡Consiéntela! ¡Hazle el amor! ¡Abrázala! ¡Respétala y dile siempre la verdad! Y si no resulta, déjala (déjalo) ir y que sea feliz sin ti. Y sigue intentando. Nunca es tarde para comenzar de nuevo y sentir el amor”.
Me llama la atención que entre las mayores preocupaciones de los colombianos, no aparezca por ningún lado cuidar a su pareja.
Carlos Gustavo Álvarez G.
Periodista
cgalvarezg@gmail.com