VIERNES, 08 DE DICIEMBRE DE 2023

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Carlos Gustavo Álvarez

Maquinarias vs. opiniones

Carlos Gustavo Álvarez
POR:
Carlos Gustavo Álvarez

A los alicaídos y cabizbajos habitantes de Bogotá, radicados en una inamovible desesperanza sobre el presente y futuro de la capital, les toca despabilarse para las elecciones del 25 de octubre. Porque solo mediante su masiva acción como votantes y ciudadanos lograrán devolverle a la ciudad el brillo y el aprecio mundial que ganó en un breve momento de su historia y así recuperar las ganas de vivir por estos lados.

Todo parece indicar que la Alcaldía Mayor de Bogotá la disputarán Enrique Peñalosa, Rafael Pardo y Clara López. Y esos nombres plantean la contienda que ha definido en contra de la ciudad, y de un gobierno para todos, los tres más recientes mandatos, maquinaria vs. opinión, con una clarísima derrota de la segunda.

La señora Clara aparece, no solo por el aspecto partidario de su candidatura, como la continuadora de los ‘Tres Tristes Tigres’. Lo cual resulta desalentador porque si ella estuviera situada en otra orilla y tuviera otros amigos, captaría con su inteligencia, su carácter y su preparación respaldos indóciles. Pero, entonces, no sería Clara López. Como heredera, tiene la maquinaria que tanto aterra a los votantes independientes: subsidios, 100.000 contratistas, los empleos. En síntesis: el poder, mijito.

Curiosamente, no están funcionando esos espantos que tan hábilmente soltaron en otros periodos en forma de chismes, y que prevenían a los votantes respecto a candidatos de otras corrientes. Quien más ha sufrido esa guerra sucia de dimes y diretes ha sido, sin duda, Enrique Peñalosa, a quien le han inventado privatizaciones que no tiene en la cabeza, pecados no cometidos y fábulas sobre enriquecimientos que no necesita y sería incapaz de acometer incluso en el ambiente de corrupción que nos han legado.

Enrique Peñalosa y Rafael Pardo son los encargados de plantear otro destino para Bogotá. El primer reparo que se les endilga es la división, pues como ya ha pasado, en la multiplicación de las candidaturas se fraccionan los votos y un olímpico tercero se cuela por el camino del 32 por ciento. Hay que entender que eso solo volverá a pasar si los habitantes de esta ciudad consentimos nuestros miedos y vapuleamos la ciudadanía, y el día de las elecciones nos hacemos los locos y nos quedamos en casa. Ya saben lo que pasa después: a quejarse al mono de la pila, donde quiera que esté.

¿Por qué tocar este tema justo ahora que faltan dos meses para las elecciones, están pasando tantas cosas nacionales e internacionales y en el calendario de eventos hay Día sin Carro y simultánea marcha petrista, y la opinión del 25 se ocupará en la consulta taurina? Me apoyo en el periodista Jorge Ramos después de su zafarrancho con el candidato que no tiene peluquín: Estados Unidos no sabe lo que le puede pasar si gana Donald Trump. Igualito aquí, y solo salva si los ciudadanos, mayores y jóvenes, votamos masivamente por un buen alcalde y un mejor concejo que devuelvan el destino a la ciudad.

Así que todos tenemos que volvernos eco de una decisión irrenunciable: hay que votar en Bogotá. Votar masivamente de acuerdo al criterio de cada cual. Votar, votar, votar. Para que no sigamos graficados en la pared.

Carlos Gustavo Álvarez G.

Periodista

cgalvarezg@gmail.com

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