Llamado por mi amiga ‘La paca’ Pombo, al llegar a su apartamento tuve serias dudas sobre su salud mental. Estaba ataviada con un vestido ni de calle ni de gala, y me saludó diciéndome Your Highness, Sir. Al mismo tiempo me hizo una reverencia, con la pierna derecha detrás de la izquierda, las dos rodillas inclinadas ligeramente, para luego volver a la posición normal. On - off.
Nunca me había pasado una cosa así, la verdad.
--Estoy practicando para saludar a Carlos, el Príncipe de Gales.
Encontré cierto parecido. Es decir, me llamo Carlos, tengo de Príncipe lo mismo que el de Marinilla y lo más cerca que he estado de Gales es en Los Nogales.
Mientras rebujaba en un desorden de vestidos y zapatos, ‘La paca’ me explicó que ella y ‘El pote’ Castro, su marido, habían clasificado en la lista de 523 personas invitadas a la recepción ofrecida al príncipe Carlos y a su esposa, la Duquesa de Cornualles.
--Todo un honor, ‘Paquita’ --le dije con admiración--. Especialmente, porque si luego de saludar a todas esas personas, le queda algo de mano real al Príncipe, habrá entrado al Guiness Récord.
Pero cuando las mujeres se están vistiendo, el mundo se vuelve tela.
--Lo de la mano es electivo --dijo ‘La paca’, con propiedad y sin mirarme--. El protocolo establece que si sus altezas reales ofrecen la mano, un ligero apretón es suficiente. Los hombres hacen una reverencia simple y nosotras una reverencia ‘de corte’…
Y volvió a hacerla.
Cómo aprende uno de cosas todos los días.
--Va a ser una prueba de fuego para los elegidos --continuó--. Es de mal gusto hacerle bromas o críticas a la familia real o tocarle temas personales. Ah, y nos han recalcado que por ningún motivo vayamos a decir expresiones como ‘Diana era muy linda’...
--Ni preguntas como ‘¿Cuándo vas a ser Rey?’ Ni ‘¿Quién paga todo esto?’ --agregué--. Hay que ser muy prudentes, ‘Paquita’.
--De acuerdo, ‘Mono’. En algunos lugares no se puede entrar cámaras fotográficas. Invitados o personas del Gobierno evitarán tener tratos de excesiva confianza o detenerlos para tomarse con ellos una ‘selfie’.
En ese momento entró una llamada. Era ‘El pote’.
--Está afanado el pobre --dijo ‘La paca’--. Imagínate, el Príncipe es el hombre más elegante del mundo... ‘El potico’ está trabajando en el gimnasio para bajar la barriga. Luego se va a alquilar un traje donde Stellabatti. Y más tarde viene un profesor del Consejo Británico para enseñarnos a pronunciar ‘Cornualles’. Una nunca sabe, ‘Mono’...
Agregó que cuando el Príncipe y la Duquesa llegan a un evento, este se da por iniciado y no se espera a nadie más, ni nadie puede irse antes que ellos. No dijo nada de los celulares. Luego de dar mis más humildes opiniones sobre una serie de vestimentas y aguantarme otro rato de sus reverencias, consideré terminada mi participación en el ensayo.
Me fui pensando que la pareja real debería legarnos una cátedra de buenos modales. Para que dejemos de ser tan confianzudos, tan impuntuales, tan imprudentes. Carreño revivido, Mi Rey.
Carlos Gustavo Álvarez G.
cgalvarezg@gmail.com