DOMINGO, 03 DE DICIEMBRE DE 2023

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Carlos Tellez

Estrategia y… ¿suerte?

Las estrategias exitosas siempre están acompañadas por la buena suerte, otra cosa es que las personas tengan dificultades para reconocerla.

Carlos Tellez
POR:
Carlos Tellez

En el mundo de la gerencia y los negocios, hasta hace algunos años, la suerte era considerada por los académicos un tema inviable de investigación, y por los practicantes una variable existente pero oscura para explicar sus resultados. Esos tiempos, aparentemente, han cambiado.

Recientemente recibí un artículo científico, de una respetable publicación académica internacional, con un estudio sobre la relación de la buena suerte con el desempeño positivo de la estrategia en las empresas. Me sorprendí, por eso los signos de interrogación en el título, y desde su lectura les comparto algunas reflexiones prácticas.
Una de las definiciones en el diccionario de la Real Academia Española para la palabra suerte dice: "encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual". En el ámbito de la estrategia empresarial podríamos entender la suerte, por ejemplo, como aquello que ocurre sin haberlo anticipado o que estuvo fuera de nuestro control provocar o evitar.

Para poder conectar suerte y estrategia, según estos autores expertos, es básico entender que suerte no es equivalente a aquello que no podemos explicar como causa de un resultado, sea positivo o negativo. Ella se refiere, en este contexto, a sucesos identificables con los cuales un resultado tiene una relación de causalidad lógica, comprensible y aceptable. La suerte sería entonces algo así como la forma en la que se materializa la incertidumbre, es decir, no es lo inexplicable, es lo impredecible. Esta aclaración es fundamental para abrir espacio a la suerte en la conversación estratégica. De lo contrario, si la entendemos como la causa inexplicable de los eventos inesperados, la llevamos al rincón oscuro de la irrelevancia.

En una columna reciente planteaba la importancia de entender lo que explica los resultados de una empresa, y de reconocer entre esas causas las accidentales, que se asimilan a esa suerte buena o mala. Los científicos de la suerte dirían que mi invitación es insuficiente en tanto ese reconocimiento tiende a ser asimétrico por razones culturales y de personalidad, y porque los seres humanos tenemos un sesgo a utilizar la suerte más fácilmente para explicar los malos resultados que los buenos. En el campo de las ciencias de la decisión este sesgo se llama la trampa del efecto halo, producto del cual tendemos a no separar los elementos de la gestión de los factores positivos del entorno para entender un resultado positivo.

Las estrategias exitosas, sostienen estos científicos, siempre están acompañadas por la buena suerte, otra cosa es que las personas tengan dificultades para reconocerla, bien por falta de experiencia gerencial para identificar relaciones de causalidad menos obvias para los novatos, o por el descontrol de su ego.

Carlos Téllez
carlos@carlostellez.co

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