La moción de suficiente ilustración es una figura de uso frecuente para declarar agotada una discusión al interior de un foro y poder avanzar a una decisión, la cual es a su vez el punto que marca el quiebre para pasar de la dialéctica que la precede a la acción que de ella se deriva.
Este recurso, no exclusivo para entornos de elevada sofisticación jurídica, o uno que haga sus veces, bien podría ser de utilidad en las conversaciones estratégicas que sostenemos en las empresas, más aún cuando aquellas se tornan tediosas, redundantes e improductivas.
Si bien lo más valioso de conversar sobre la estrategia es discutir para escoger, que es el acto estratégico supremo, hay síntomas que muestran que dicha discusión ha sido suficiente considerando las posibilidades que habilita la información disponible y los análisis provistos por quienes en ella participan.
Para comenzar, es pertinente recordar que hablar de estrategia se asimila a abordar el futuro, y para observarlo con la nitidez que quisiéramos siempre nos veremos cortos de información. Por lo tanto, en aquellas conversaciones donde no hay ya más información que aportar para enriquecer el proceso de análisis racional, es prudente avanzar a decidir. La divagación en sí misma no suele necesariamente resultar en mejores decisiones estratégicas.
Así mismo, en las conversaciones en las cuales se fragua un acuerdo alrededor de una las alternativas posibles, que recoge a una mayoría significativa de los participantes, es pertinente proponer un cierre a la discusión renunciando a la búsqueda de un consenso que típicamente no se logra en espacios como estos.
De otro lado, en los casos en los cuales las visiones están claramente divididas o atomizadas entre los asistentes, es importante recurrir a la voz de la jerarquía formal, es decir, a aquella de los líderes que ostentan la responsabilidad más elevada para que ejerzan el derecho, en ese momento convertido en deber, de tomar una decisión sólida en su coherencia y justificación de tal forma que genere más confianza que resistencia.
A nivel general, una señal inequívoca de que una conversación estratégica ha sido suficiente y está madura es el deseo de pasar a la acción, desde la confianza y la claridad. Las conversaciones difíciles, que no toman forma y quedan sin un cierre estructurado, como hubiese sucedido en los casos mencionados, generan decisiones frágiles o ambiguas, que no trascienden a impactos significativos, perpetuando la desconfianza y la parálisis.
Así entonces, para tener buenas conversaciones estratégicas, además de contar con una agenda clara que defina de antemano su éxito, y de incluir a los participantes correctos, es fundamental reconocer el momento en el cual, surtida una conversación diligente y participativa, es necesario decidir apelando a la suficiente ilustración.
Carlos Téllez
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