Esta afirmación es la frase final de un artículo del Economist cuyo título señala el impacto que la covid-19 está teniendo en la macroeconomía hasta el punto en que afirman, debe repensarse. No lo dice precisamente un medio de comunicación de izquierda, para evitar suspicacias.
Lo interesante de este rápido recuento histórico de la evolución de la macro desde Keynes hasta hoy, es que destacan cuáles son los nuevos temas que cambian esas prioridades que a partir de los 70, cuando a Keynes lo sustituye Milton Freeman, han dominado los análisis económicos.
Varios elementos merecen destacarse porque la gran mayoría de quienes ostentan hoy el título de reconocidos macroeconomistas en Colombia y además ejercen como tales tanto en el Estado como en los centros de pensamiento, siguen muy fielmente esas ideas que empiezan a cuestionarse.
Su primera afirmación va directo a nuestro equipo económico del Gobierno: “El coronavirus golpeó” y agrega que “el mayor impacto ha sido de demanda”. Afirma además algo interesante y es que el mundo rico está ahorrando gran parte de su ingreso.
Si esto se entendiera realmente por parte de quienes manejan el poder en este tema, a ese inmenso sector de población que ha caído en la pobreza y que requiere ingresos para sobrevivir, no les estarían dando a solo una parte de ellos míseros US$40 dólares mensuales, con lo cual no se incentiva la demanda.
Pero no solo no ha habido poder humano para que eso se comprenda, sino que se ha llamado ese mínimo apoyo con el pomposo nombre de ‘Ingreso Solidario’, háganme el favor.
Se reconoce que la pandemia no solo ha expuesto las desigualdades generadas por el sistema económico, sino que las ha profundizado, una realidad de la cual poco se habla en este país, aunque es totalmente evidente. Además, una llamada de atención que requiere análisis: esta desigualdad fácilmente se puede agravar con la pandemia.
Sin entrar en detalles que deben analizar expertos, anota que “se requiere considerar políticas macroeconómicas menos estándar, como las focalizadas en redistribución o aquellas que reduzcan las fuentes estructurales de desigualdad”. Minhacienda: ¿por qué no se lee este artículo?
Sorprende que el análisis del Economist sí señala claramente el gran costo que están pagando los que no pueden hacer teletrabajo, los informales en la calle que se contagian, pero además las mujeres, los jóvenes y las poblaciones no blancas.
Este es un claro retrato de lo que está pasando en Colombia, pero ¿dónde están las grandes recomendaciones para hacer algo frente a la situación de las mujeres, de los jóvenes, de los afrodescendientes y los indígenas afectados además por la violencia?
Tal vez en lo que sí empiezan a escucharse voces en el país, no precisamente provenientes de Minhacienda, es que son los pobres, como lo ratifica este análisis, los que están sufriendo los mayores costos.
Se retoman entonces las profundas desigualdades que genera este modelo económico, lo que ratifica la prioridad que tomará este tema en el futuro.
Pero tal vez uno de los puntos relevantes para este país es que señalan que deben darse grandes estímulos fiscales de manera que el crecimiento de la relación entre deuda pública y PIB no debe generar demasiada alarma entre los economistas. Explican que las bajas tasa de interés les permiten a los gobiernos servir una deuda pública mucho mayor.
No parecería ser la línea de pensamiento de nuestros famosos macroeconomistas en el Gobierno y tampoco de muchos de aquellos en los centros de pensamiento. Pero hay excepciones, sin duda. Pleno empleo entra con fuerza en la agenda.
¿Se imaginan al Banco de la República teniéndose que preocupar por semejante drama en este país? Pero más aún, economistas como Larry Summers y otros de sus colegas en Harvard, creen más bien que es la decreciente capacidad de negociación de los trabajadores en el mercado laboral, la explicación de por ejemplo la reducción de la participación del ingreso de los trabajadores y de otros hechos económicos. Apoyan el fortalecimiento del sindicalismo, como para que lo lea min trabajo y el uribismo hoy en el poder.
Lo más importante es la recomendación final de este artículo: “Es la oportunidad de repensar la economía”. Se están generando consensos como darle más poder a los trabajadores para no tener que expandir demasiado la redistribución.
Terminan afirmando que “el viejo paradigma económico esta cansado”. Y nosotros los no ortodoxos también estamos cansados del viejo paradigma.
Cecilia López Montaño
Exministra.
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