Por esta época se realizan, como es costumbre, las Asambleas de copropietarios en los edificios y conjuntos residenciales. La reacción normal de casi todos nosotros es de aburrimiento, pues se trata de sesiones largas, aburridoras y donde se presentan peleas entre vecinos. En esta columna quiero argumentar la importancia de asistir a estas reuniones e imaginarnos que pueden ser distintas.
Primero entendamos que las Asambleas de Copropietarios y la forma como funcionan son el fiel reflejo del reinado de los abogados y los contadores. Existen formalidades, establecidas en la ley y los propios reglamentos que obligan a unas reglas sin las cuales la sesión no será valida. Cuando usted ve la agenda son entre 11 y 13 temas y por ello suena eterna. Además de leer en forma monótona y aburridora estos temas, “para que todo quede en el acta”, las intervenciones de los contadores y el revisor fiscal, entran en detalles y usan un lenguaje que el grueso de las personas no tienen por que entender.
Segundo, es casi el único escenario donde los vecinos se reúnen, para conversar y tratar los temas que les importan de manera común. Si el grueso del tiempo se va en formalidades, entonces los substancial de la reunión no se abordará.
Tercero, es un espacio de delegación de decisiones, pues al elegir el consejo de administración se está haciendo un acto de confianza y en un genuino ejercicio democrático, se eligen las personas que decidirán el grueso de los temas por nosotros. Aquí sí que es cierto el aforismo de no tener impuestos sin representación. En las asambleas, donde se decide el valor de las cuotas de administración y el presupuesto, cada predio es un voto!!!
Cuarto, como es natural, los conflictos entre vecinos se ventilan allí y cuando estos temas se manejan mal pueden ser experiencias muy desagradables. No solo por diferencias de criterio en el manejo de los asuntos comunes, sino por la confusión entre conflictos privados entre dos vecinos, con los de la comunidad.
Imagínese una agenda distinta: 1. Formalidades. 2. Informe de gestión. 3. Temas presupuestales. 4. Elección del Consejo y 5. Temas del conjunto. Al interior de estos cuatro temas se pueden recoger todas las formalidades de la norma y por avanzar en los elementos substanciales de la reunión.
La gestión debería ser breve y substancial, no describir todas y cada una de las cosas que realizó la administración en el último año, sino los temas en donde se avanzó y los pendientes, de tal forma que puedan suceder dos cosas: primero, la rendición de cuentas de parte de quienes manejaron la copropiedad y segundo el diálogo sobre dudas o inconformidades sobre los temas. El presupuesto incluye tres temas, el reporte sobre las finanzas del año anterior, el concepto del revisor fiscal y la discusión y aprobación del presupuesto del nuevo periodo. Luego viene la elección de los delegados, en quienes confiamos las decisiones durante el año. Este es un acto de confianza en esas personas. Finalmente están los temas de copropiedad, manejo de basuras, mascotas, seguridad y acciones de mejora para el disfrute de las zonas comunes. Esta es la parte que debería tomar más tiempo y ojalá fuera lo más constructiva posible.
A mis amables lectores los invito a participar en sus asambleas de copropietarios en el 2020. Yo, como todos los años, así lo haré.
César Caballero
Director de Cifras y Conceptos
ccaballero@cifrasyconceptos.com