Todo parece indicar que la reforma tributaria presentada el gobierno, será aprobada por el Congreso. Esperemos que en esta ocasión sigan los procedimientos y no cometan claros errores de procedimiento, como ocurrió el año anterior. Sobre el texto aprobado por las comisiones quiero organizar mis reflexiones en tres partes: El diagnóstico, la ideología y las decisiones públicas.
El diagnóstico del sistema tributario colombiano es relativamente claro y sobre ello existe un gran consenso: Primero, recaudamos muy poco en términos del PIB, por debajo de la media latinoamericana y muy lejos de los países de la OECD. En los años de mayor recaudo hemos llegado al 16% del PIB.
Segundo, la carga tributaria se aplica a muy pocas personas y empresas, particularmente quienes están formalizados y eso hace que la economía colombiana formal tenga problemas para ser competitiva.
Tercero, está llena de exenciones y elusiones que benefician a grupos de interés con capacidad de influencia frente al Congreso y el Gobierno.
Cuarto, como consecuencia de esto, existen unas tarifas nominales altas con una enorme distancia frente a las tarifas reales. Finalmente nuestro sistema tributario es muy inequitativo.
En esto creo que podemos estar de acuerdo, así que miremos la ideología. En lo personal creo que el sistema tributario debería ser un instrumento no solo de recaudo fiscal sino también de redistribución del ingreso. En últimas, debería ser un propósito que la desigualdad de nuestra sociedad fuera menor, luego de pagados los tributos.
Otros creen que ese no es el problema, su mirada está centrada en un credo de fe: Las empresas que paguen menos impuestos, producirán más y por lo tanto generarán más empleo con lo cual habrá crecimiento y todos estaremos mejor.
Esa es la posición explícita del Ministro de Hacienda y del Gobierno. Su posición ideológica está basada en ese acto de fe. Recordemos que un acto de fe es creer en algo frente a lo cual no existe evidencia de que pueda, o no, ser cierto.
De un buen diagnóstico con una lectura desde la ideología, se desprenden las decisiones públicas. La reforma tributaria propuesta será mala para el recaudo, pues en el balance de los regalos tributarios y los nuevos recaudos, todos los estudios muestran que habrá una perdida neta de ingresos fiscales en los siguientes años.
También será mala para la equidad, pues si bien existe una medida como la devolución del IVA presunto a los más vulnerables, esto se calculas en $2 billones mientras las exenciones a las empresas y personas con grandes ingresos que se introducen son del orden de $9 billones y esto se suma a las ya existentes del orden de $17 billones.
Sobre el crecimiento, creo que las empresas producen más si existe un mercado para sus productos y eso es un problema de dinamismo de la demanda (interna y externa). Si la viabilidad y crecimiento de una organización depende de regalos tributarios del gobierno y no de la capacidad de satisfacer a precios competitivos a un mercado, pues creo que estamos ante serios problemas.