Se equivocan las grandes plataformas digitales al basar la rentabilidad y viabilidad de su negocio en la falta de regulación de sus actividades. La innovación debe ser permitida y auspiciada, pero debemos entender que los nuevos modelos de negocio siempre serán seguidos de la regulación para evitar abusos.
Hay por lo menos 5 tendencias de regulación que se impondrán al mundo digital, tal y como ha sucedido con los demás sectores empresariales.
El primero y más claro es el control a los monopolios que pueden llevar a situaciones de abuso en la posición dominante. Hacia finales del siglo 18, Rockefeller fue obligado por un juez federal a romper su compañía en 7 petroleras, que luego fueron conocidas como las 7 hermanas, es un ejemplo de lo que pronto puede suceder con Google, con Facebook y otras compañías similares que hoy son monopolios de facto.
El segundo tiene que ver con los contratos de adhesión. En seguros, bancos, arriendos, telecomunicaciones y otros más, el regulador determina las cláusulas que pueden y no pueden estar. Esto para evitar las llamadas cláusulas “leoninas” y que una de las partes se imponga de forma desmedida frente a los otros actores. Pronto veremos una revisión de los “términos y condiciones” de estas plataformas y negocios digitales, que evitarán el uso desmedido e invasivo de la tecnología.
El tercero se refiere al tema de los impuestos. La inmensa mayoría de estas compañías tecnológicas no pagan los impuestos que otros sectores empresariales sí cumplen. Usan paraísos fiscales hacen facturaciones por fuera de entornos nacionales controlables por los Estados y finalmente se aprovechan de los vacíos en la regulación para no pagar otros impuestos. Eso pronto va a cambiará y con ello tendremos un sector económico pujante y dinámico que también contribuya a financiar los bienes públicos. Google, por ejemplo, se aprovecha de toda la infraestructura de comunicaciones y energía para que su negocio funcione, pero no asume los impuestos que ayuden a mantenerla, mejorarla y expandirla.
El cuarto tiene que ver con el llamado capitalismo de vigilancia. ¿El negocio de Rappi es el de servicios a domicilio o la recolección, uso, procesamiento y venta de los millones de datos que captura de sus usuarios? Igual, ¿en el caso de Google, es la venta de publicidad o de los datos de quienes usamos su buscador? Somos conscientes del nivel de información que ellos hoy tienen de nosotros y la forma como lo comercializan para muchos usos. La regulación, vía temas de habeas data, comenzará a poner límites a la forma como operan en este frente.
Quinto, el cumplimiento de las normas laborales pronto será impuesto a ellos. Eso pasará por mecanismos de flexibilización de la vinculación laboral aplicables a las empresas digitales y a todos los sectores económicos. No es viable, deseable ni justo, que grandes firmas con ingresos billonarios, tengan trabajadores en condiciones de precariedad laboral, bajo la excusa de ser emprendedores independientes.
Cuando la regulación actué en este sector evitando los monopolios, las cláusulas leoninas, la elusión de impuestos, la precarización laboral y el uso indiscriminado y abusivo de nuestros datos personales, empezaremos a ver una economía digital más formalizada.