El Ministro de Hacienda lo ha dicho con claridad en varias entrevistas recientes: el país tendrá que discutir y aprobar una nueva reforma tributaria antes de finalizar el 2022.
En principio no parece una gran novedad, la historia ha mostrado que cada presidente llega con una reforma tributaria para iniciar su mandato. Lo novedoso de esta situación viene de la urgencia y el volumen de los montos requeridos producto de la delicada situación de las finanzas públicas que entregará el actual mandatario.
Lo que sucedió durante el mandato de Duque es muy simple: impulsaron 3 reformas tributarias para bajar los impuestos a las empresas y los grandes capitales y que tuvieron como efecto debilitar el recaudo tributario. En eso llegó la pandemia que obligó a un aumento importante de gasto público que tuvo que ser atendido con un aumento desmesurado de la deuda pública. Para paliar la situación el actual Ministro de Hacienda presentó una reforma que intentó corregir algunos de los grandes fallos de las anteriores. El resultado, unas finanzas públicas en estado crítico con un nivel de deuda en niveles difíciles de sostener.
Como le he sostenido en esta columna, el gobierno Duque presento 4 reformas tributarias. La primera la podemos llamar la de la Incompetencia, pues se tramitó con un total desconocimiento del reglamento del Congreso.
El resultado es que fue declarada inconstitucional por la Corte. La segunda que llamamos la inconveniente, que básicamente disminuyo las tarifas reales de las rentas empresariales y de los grandes capitales, mientras aumentaba las tarifas de las rentas laborales. Recordemos que Guillermo Perry la consideró la peor tributaria en cuarenta años de muy malas tributarias.
Luego, en medio de los confinamientos vino la de la Indolencia, que, para poder mantener los regalos tributarios a las personas de mejores ingresos, intento gravar en mayor medida al resto de la sociedad. Tal fue el nivel de rechazo que, hasta los gremios y grandes empresarios dijeron que por favor los gravaran a ellos. Finalmente, la cuarta, la de emergencia, es la del ministro Restrepo que, si bien corrigió algunas cosas de las anteriores, es insuficiente y daba apenas para pasar este año.
Este año, Fescol, el Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana y Cifras y Conceptos, buscaremos que en la campaña se debata este tema con seriedad y responsabilidad. Ninguno de los candidatos debería desconocer la urgencia de este tema. Reducir el gasto público no es suficiente, estamos en unas horas fiscales oscuras, en las cuales una reforma tributaria seria, estructural y progresiva, es más que necesaria. Debatamos cómo lograrla.
CÉSAR CABALLERO
Gerente de Cifras & Conceptos S.A.
