JUEVES, 07 DE DICIEMBRE DE 2023

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César Caballero Reinoso
columnista

La reforma pensional (primera parte)

Si la reforma pensional no incluye aumento en edad mínima de pensión, está condenada a ser un acto de irresponsabilidad con los futuros pensionados.

César Caballero Reinoso
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César Caballero Reinoso

Los problemas complejos nunca tienen soluciones sencillas y eso claramente aplica al tema pensional. Al afrontar la discusión de la próxima reforma es necesario tener en cuenta los temas demográficos, del mercado laboral y fiscales.

El país necesita de forma urgente una reforma al sistema pensional. Los últimos tres presidentes han evadido afrontar el tema con seriedad y eso nos ha costado mucho. Lo cierto es que actualmente cubre muy pocas personas, menos del 25% de los mayores de 65 años, no es viable fiscalmente y es altamente injusto, con grandes subsidios dirigidos a un grupo pequeño de privilegiados.

La demografía es clara: la esperanza de vida pasó de 69 años en 1993, cuando se aprobó la última reforma a 76 años para el 2020. Es una buena noticia, un gran logro de la sociedad colombiana.

Pero tiene consecuencias. Supongamos que en 1993 el sistema quedó totalmente balanceado y todas las personas, en adelante, se pensionarían con el ahorro generado durante su vida laboral. En otras palabras, con el ahorro del 16% del salario durante 25 años, podríamos financiar 8 años de pensión en el caso de los hombres y 12 en el de las mujeres.

Si eso fuera así, el aumento en la esperanza de vida significaría que con el mismo volumen de ahorro debemos pagar el mismo beneficio por más tiempo. Claramente eso no es posible.

Pero el sistema no quedó balanceado en 1993. Desde ese momento se sabía que el ahorro no alcanzaba a cubrir los beneficios y era necesario dar subsidios a las pensiones.

Pero, además, estaban las deudas anteriores, donde un volumen de trabajadores había ahorrado, pero su plata ya no estaba. También existen regímenes especiales donde se recibe mucho más de lo que se ahorra y, para terminar, el grueso de la fuerza laboral no cotiza lo previsto, bien porque están desempleados o porque su trabajo es informal.

Todo ello nos ha llevado a una situación donde el sistema es altamente injusto, beneficia a pocas personas y es fiscalmente insostenible. Si la reforma pensional que piensa presentar el actual gobierno no incluye un aumento en la edad mínima de pensión, el proceso está condenado a ser un acto de irresponsabilidad con los actuales trabajadores y los futuros pensionados. No nos digamos mentiras, la realidad puede ser incomoda y dolorosa, pero el país no puede seguir pensionando mujeres a los 57 y hombres a los 62 años.

César Caballero 
​Gerente de Cifras & Conceptos S.A

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