Es el nombre de una iniciativa de la Universidad del Rosario, El Tiempo, la Fundación Konrad Adenauer y Cifras y Conceptos. Con un enfoque interdisciplinario se realizaron encuestas, se entrevistaron expertos, y en el diseño y análisis de los resultados participaron 17 académicos de la universidad. Los resultados ya están disponibles para quien quiera consultarlos. En esta columna presento mis conclusiones personales sobre esta investigación.
Primero, los colombianos NO son ‘atenidos’. De hecho, la estrategia más común para salir de la crisis es trabajar, incluso horas adicionales. Si a esto le sumamos los nuevos emprendimientos y los llamados intraemprendimientos –que son nuevas iniciativas en organizaciones ya existentes– encontramos que el grueso de los colombianos no espera ayudas del Estado, que están llegando solo al 22 % de las personas, sino que su resiliencia se demuestra en su deseo de laborar.
Lo segundo tiene que ver con la diferencia entre quienes están en el sector público y el resto de los colombianos. Los primeros están más tranquilos (su ingreso no se ve en riesgo) y dispuestos a esperar que la economía se reactive, no muestran muchas señales de querer asumir riesgos. El contraste con todos los demás es preocupante, pues allí los ingresos ya disminuyeron y continúan en constante peligro. Se desea trabajar, emprender, buscar nuevas oportunidades; hay un enorme deseo de asumir riesgos y evitar la inmovilidad. Lo preocupante es que quienes están tranquilos, no desean tomar riesgos y prefieren esperar a que las cosas pasen por sí solas son quienes toman las decisiones. Tal vez por ello estamos ante una situación cada vez más complicada.
Tercero, las diferencias entre el tipo de empresas. Las informales y pequeñas no ven el mundo digital como una opción real para ellas. No reciben ayudas ni subsidios del Gobierno, no han podido obtener nuevos créditos y necesitan la apertura inmediata y la economía de contacto. En contraste, las medianas y grandes sí se han adaptado a las nuevas realidades digitales, cuentan con flujo de caja, acceso a crédito y los despidos, hasta ahora, han sido menores. Es decir, son dos países, muy desiguales en sus condiciones frente a la pandemia, que requieren estrategias diferenciadas.
Por último, está el deseo mayoritario de comprar productos nacionales, apoyar los emprendimientos locales y fortalecer los circuitos cortos de comercialización. La combinación de estas tres estrategias puede ser un mecanismo para reactivar la demanda agregada y contribuir a la reactivación. No se trata de una negación a la globalización ni al libre comercio, sino el entendimiento de las nuevas realidades de una economía y una sociedad que tiene mecanismos propios para enfrentar esta crisis al aprovechar al máximo el mercado interno. En la mayoría de las respuestas de encuestados, entrevistados y académicos con quienes pudimos conversar es cada vez más claro que la reactivación se hará a pesar del Estado y no por su colaboración. Las ayudas han sido pocas y han llegado tarde, ese ya es un consenso y por ello los anuncios de pomposas estrategias del Estado parecen no ser creíbles para los ciudadanos.
César Caballero Reinoso
Gerente Cifras & Conceptos S.A.
ccaballero@cifrasyconceptos.com.