Ayer el Departamento Nacional de Estadística (Dane) publicó su segundo “Reporte Naranja” del año, que calcula la participación en el valor agregado nacional de la llamada economía naranja.
Este concepto es una de las banderas más reconocidas del presidente Iván Duque. Como senador el hoy mandatario promovió su fomento y consolidación con la Ley 1834 de 2017.
La economía naranja está conformada por las actividades económicas que permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales. Para el gobierno Duque este paquete de sectores creativos y culturales cuentan con el máximo potencial no sólo para modernizar la economía colombiana sino también para competir en el ámbito global y generar empleo y riqueza.
Lo que comenzó como una idea en el Banco Interamericano de Desarrollo se transformó en una ley de la República y luego en programa y prioridad de gobierno con la llegada de Duque a la Casa de Nariño.
Uno de los primeros retos de la economía naranja como agenda del Ejecutivo era su medición, es decir, establecer un universo de 103 actividades económicas creativas en artes y patrimonio, industrias culturales convencionales como la editorial y la audiovisual, diseño, publicidad, software y nuevos medios.
Esa medición permitiría dimensionar su tamaño real y su contribución tangible a la economía nacional como un todo. Los dos reportes del Dane reflejan que el aporte de la economía naranja al valor agregado nacional para 2018 fue del 3,2 por ciento. Una cifra que prácticamente se ha mantenido estable desde 2014 cuando registró un 3,3 por ciento, 3,4 por ciento en 2015 y 3,2 en 2017.
Los datos de la organización nacional estadística muestran que el “mundo naranja” en Colombia es responsable por la generación de 540 mil puestos de trabajo en 2018. En 2014 esta cifra era de 484 mil.
El Dane calcula en 49,6 billones de pesos el total de la producción “naranja” en la economía y en más de 43 millones de dólares el monto de sus exportaciones. Estos guarismos constituyen una necesaria línea base del conjunto de actividades creativas que permitirán en el futuro medir su eventual crecimiento y contribución económica con mayor exactitud.
Pero la necesidad de mejor y más sofisticada información estadística se complementó con la decisión del Ejecutivo de fortalecer el aparato de 31 instituciones del orden nacional a cargo de temas de economía naranja.
Si bien las inversiones de promoción de las industrias creativas desde lo público han superado este año los 1,4 billones de pesos y se esperan 2 billones para 2020, el impulso de la agenda naranja dentro del alto Gobierno se ha venido perdiendo.
Las razones para esta pérdida de notoriedad son múltiples. En primer lugar, la asociación directa de la economía naranja con el presidente Duque puso a las industrias culturales en la mira de los opositores y de los críticos.
Segundo, después del Presidente el liderazgo del tema estaba, en teoría, en cabeza del Ministerio de Cultura. No obstante, solo hasta hace unos meses, la gestión de esta entidad alrededor de esta agenda empezó a ganar dinámica.
En tercer lugar, a pesar del empuje abierto y entusiasta del presidente Duque, la promoción de las industrias creativas no ha contado con una asertiva estrategia de comunicación que les ayude a los colombianos a entender su concepto y su potencial en el país y en los territorios.
Por último, con la Presidencia enfrentando jornadas de paro y protesta, varios temas, como este, han obviamente sido relegados en el debate nacional. Sin embargo, el tiempo pasa y el siguiente reto está en el despegue real y tangible de esta agenda creativa en la economía nacional.