Aunque la economía colombiana creció en 2019 un 3,3 por ciento –el dato más alto en cinco años–, el sector de la construcción registró una caída del 1,3 por ciento.
De hecho, fue el único sector de los que integra la medición del PIB que terminó el año pasado con un saldo en rojo. Mientras la construcción de edificaciones residenciales y no residenciales se desplomó un 7,7 por ciento, las actividades especializadas un 2 por ciento. Las buenas noticias de los proyectos de infraestructura y obras civiles no fue suficiente para compensar la caída.
Este comportamiento negativo de la construcción y de la vivienda genera serios impactos que van más allá de su peso económico y su contribución a la producción nacional. El mayor de ellos es el efecto de este decrecimiento sectorial en los índices de desempleo.
La construcción goza de una dinámica alta en términos de generación de puestos de trabajo. Dinámica que se convierte en imprescindible ante la tasa de desempleo anual del 10,5 por ciento, registrada el año pasado.
Aproximadamente 950 mil colombianos trabajan en este sector. Y parte de la razón por la cual el crecimiento de la economía durante el año pasado no se ha traducido en un mayor número de empleos es precisamente que sectores como el de la construcción no registran dinámicas positivas.
Dicho de otra manera, uno de los retos para la economía colombiana en 2020 es la recuperación de la construcción y la reactivación de la vivienda tanto por su aporte al crecimiento como por su capacidad de generar empleo. Prácticamente toda la economía –y mucho más el sector edificador– necesita enfocarse en la creación de puestos de trabajo que no solo reduzcan las tasas de desempleo sino también contribuyan a mitigar los niveles de descontento social y pesimismo colectivo.
Una mirada a los segmentos de vivienda durante el año pasado refleja tanto un positivo comportamiento de la vivienda social VIS como un menor dinamismo en las actividades no residenciales y el segmento alto y altos inventarios en medios.
De acuerdo con las cifras de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) el año pasado se comercializaron más de 187 mil unidades de vivienda nueva. La social reportó un crecimiento anual de alrededor del 9 por ciento.
A pesar del decrecimiento sectorial del año anterior, el 2020 arranca con unas proyecciones mucho más optimistas. En este año el sector registraría un crecimiento del 2 por ciento y se percibe una sensación de que lo peor de la caída ya pasó.
Medidas tomadas por el Ministerio de Vivienda como por ejemplo permitir operaciones de crédito que financien hasta el 90 por ciento del valor de la vivienda sostendrán el impulso con el que viene el segmento VIS.
El ministro Malagón ha anunciado que la estimación de la iniciación de unidades VIS para este año es de alrededor de 120 mil y unas 100 mil para vender. El 2020 es crucial para avanzar hacia la meta de más de medio millón en el gobierno de Iván Duque.
El segmento alto, cuyo bajo dinamismo preocupa, podría verse estimulado por la caída del impuesto a la compra de inmuebles por más de 900 millones de pesos. Hay expectativas positivas que esta decisión reactive las ventas.
Mantener el impulso de las viviendas VIS, estimular mucho más los segmentos medios y resucitar el segmento alto son tres prioridades para la necesaria reactivación de la construcción y compra de vivienda para este año.
En conclusión, el panorama del sector luce más despejado para 2020 y con optimismo de que el crecimiento positivo desemboque en la generación de puestos de trabajo. Ese es el desafío de los constructores y también del Ministerio de Vivienda.