El segundo trimestre de este año mostró una positiva dinámica económica tanto a nivel nacional como en Bogotá. De acuerdo al más reciente reporte del Dane la economía de la capital de la República creció 17,3 por ciento, entre abril y junio de 2021 en comparación con el mismo período del año pasado. De no haber sido por el paro nacional, el crecimiento habría sido aún mayor.
Estas son buenas noticias si tenemos en cuenta el difícil inicio del año para las actividades productivas distritales, en medio del segundo pico de contagios y una cascada de cierres y restricciones. Fue precisamente el bienvenido giro en la administración capitalina frente a la economía, al autorizar la reapertura total y abandonar la política de confinamientos, la que empezó a abrir la puerta para que Bogotá alcanzara el ritmo del resto de las regiones.
Atrás quedaron las decisiones de la Alcaldía Mayor que, enfocadas en mantener a la ciudad en cuarentenas de todo tipo y sin los resultados sanitarios esperados, generaron un altísimo costo económico y en empleos. La reactivación económica de Bogotá, a pocos puntos porcentuales de alcanzar los niveles previos a la pandemia, ha sido jalonado por el comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida, así como las actividades artísticas y de entretenimiento y las industrias manufactureras.
Son precisamente los sectores más impactados por las medidas sanitarias de lucha contra el coronavirus los protagonistas de la recuperación de la economía capitalina. Son los restaurantes, los hoteles, el entretenimiento y los establecimientos comerciales, cerrados a cal y canto durante los meses de restricciones, la cara de la reactivación. Es claro que reabrir era el camino acertado para frenar la caída de la actividad productiva en Bogotá y empezar el regreso a la pre-pandemia. Bienvenidos los aumentos en los aforos para teatros, cines, iglesias y demás establecimientos.
Al igual que en el ámbito nacional la preocupación está en la generación de empleo. Entre mayo y julio pasados la tasa de desempleo capitalina registró un 17 por ciento. Si bien el Dane reportó que en julio la economía bogotana generó 663 mil nuevos puestos de trabajo, estos guarismos continúan en unos niveles demasiado elevados que necesitan del mayor esfuerzo de los gobiernos nacional y distrital.
Otro aspecto que genera alarma es el deterioro de la seguridad ciudadana. La disparada delincuencial que experimenta la capital en meses recientes debe ser considerada una amenaza a la tranquilidad de los habitantes y al ritmo de la recuperación. En la medida en que el miedo y la zozobra sigan agobiando a los bogotanos, la dinámica de crecimiento en restaurantes, comercios y la resurrección del entretenimiento nocturno comenzará eventualmente a impactarse. Sería lamentable pasar de estar encerrados en 2020 por el coronavirus a estar confinados en el 2021 por la inseguridad.
La reactivación económica de Bogotá es una realidad tangible: el PIB del primer semestre registró un crecimiento de 8,5 por ciento. Los motores de estos positivos resultados son la reapertura total de los sectores, el levantamiento de las restricciones, el fin de las protestas del paro nacional, el ritmo de la vacunación contra la covid-19 y la resiliencia de sus empresarios de todos los tamaños.
El aguante de los comerciantes, industriales y empresas de servicios capitalinos -grandes, medianas y pequeñas- resistió el brutal choque económico de la pandemia, las destructivas medidas restrictivas y cuarentenas de todos tipos, el inicial desprecio al aporte del sector privado de la ciudad a la reactivación y los efectos de un paro. Bogotá se reactiva.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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