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Ricardo Ávila
Editorial

De interés regional

De 10.136 proyectos aprobados, algunos concluidos y otros no, se encontraron problemas serios
en 208 iniciativas por 1,8 billones.

Ricardo Ávila
Exdirector de Portafolio
POR:
Ricardo Ávila

Ha transcurrido más de la mitad de la presente legislatura y los platos fuertes todavía están por servirse. En lo que corresponde a la reforma tributaria, la discusión sustantiva no comienza aún por cuenta de razones propias del trámite parlamentario.

En lo que atañe a la paz con las Farc, persiste la expectativa sobre cuál puede ser el rol del Congreso en un acuerdo modificado, que ojalá reciba el apoyo de los partidarios del ‘No’ del pasado 2 de octubre.

Mientras tanto, senadores y representantes han tenido con qué entretenerse. Para citar un caso concreto, la discusión del presupuesto gubernamental del 2017 tuvo momentos de intensidad, hasta que la iniciativa recibió luz verde unos días atrás.

Ahora, otro asunto de gran importancia en las regiones es el que acapara la atención en el Capitolio. Se trata del presupuesto correspondiente a las regalías para el bienio que viene y que se nutre de lo que pagan las empresas dedicadas a minería y explotación de petróleo. Aunque el monto es menor que el del programa de gastos estatales, es indudable que en departamentos y municipios estos fondos tienen enorme importancia.

Así lo confirma un análisis de Planeación Nacional que toma como punto de partida el 2012, cuando comenzó a operar el esquema vigente. De acuerdo con la entidad, el sistema ha arbitrado recursos por casi 40 billones de pesos desde entonces, de los cuales más de 27 billones corresponden a inversiones.

Entre los fondos asignados, el segmento de transporte es el que más recibió dinero: siete billones de pesos en el quinquenio. Las obras se concentraron en vías urbanas y terciarias, desde reparcheo hasta mejoramiento. Educación ocupó el segundo lugar, lo que comprende programas de alimentación y dotación de aulas escolares, entre otros destinos.

A la fecha han sido aprobados 10.136 proyectos, de los cuales una quinta parte quedaron plenamente cerrados –siendo recibidos a satisfacción–, mientras que el 45 por ciento adicional se terminaron. De ese total, se detectaron problemas serios en 208 iniciativas por valor de 1,8 billones de pesos, cuyos giros están suspendidos.

La discusión sobre el presupuesto de regalías para el bienio que viene, sirve para hacerle un examen al sistema vigente

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Un ejemplo de errores crasos es el del estadio de fútbol de Neiva, cuya gradería en proceso de construcción se derrumbó y dejó un saldo de cuatro personas muertas. Las investigaciones han demostrado la mala calidad de diseños y cálculos, aparte de la escasa idoneidad de los contratistas, aparentemente escogidos más por razones técnicas que políticas.

Casos como ese demuestran que la estructura existente no es infalible. Sin embargo, el porcentaje de proyectos cuestionables o en problemas es relativamente bajo, lo cual debería servir para mejorar los procedimientos de vigilancia y control.

Por otra parte, salta a la vista que hay áreas en las cuales es necesario un mayor acompañamiento para que se presenten buenas propuestas y la plata no se quede sin utilizar. Así pasa con el fondo de ciencia, tecnología e innovación que cuenta con más de 1,5 billones de saldo y que en este periodo, prácticamente, no ha sido tocado.

El aprendizaje, que incluye la entrada en vigencia este año de un sistema de puntajes para darle prioridad a aquellas inversiones que tengan mayor impacto y se encuentren bien estructuradas, debería conducir a que la plata de las regalías se gaste mejor. La admonición es válida ahora que el Congreso evalúa un presupuesto por 11,7 billones de pesos, al cual se le agregarían 1,6 billones de ahorros hechos para las ‘vacas flacas’ y 772.000 millones de rendimientos financieros obtenidos.

Si bien en el imaginario popular, todo se ha ido en mermelada de la mala, la verdad es que el esquema funciona a pesar de sus complejidades. Son los requisitos introducidos los que evitan que la corrupción haga de las suyas, como en el pasado, así sea necesario apretar clavijas aquí y asesorar allá, con el fin de que las regalías sean, ante todo, sinónimo de progreso.

Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co
@ravilapinto

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