“La reforma laboral no es la única vía para generar empleo”. Eso afirmó el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, en una entrevista publicada en las páginas de este diario.
El jefe de la cartera laboral no se comprometió con una fecha exacta para la presentación de una reforma. “Cualquier propuesta tiene que ser a corto, mediano y largo plazo. No vamos a sacar en tres meses alguna propuesta”, concluyó el alto funcionario.
Ahora que la primera línea del equipo económico enfila sus baterías al impulso de una nueva reforma tributaria, queda claro que serán los impuestos la prioridad del Gobierno Nacional dentro del portafolio de reformas en fila.
Los necesarios cambios tanto en el mercado laboral como en el sistema pensional empiezan entonces a ocupar un asiento de segunda y tercera fila en el tercer trámite de una reforma tributaria en el gobierno Duque.
Si bien es potestad del Ejecutivo la selección estratégica de su agenda legislativa, no sobra recordar que la generación de empleo es una tarea prioritaria dentro del plan de reactivación de la economía colombiana. Los riesgos de una recuperación de la actividad productiva sin una creación equivalente de puestos de trabajo estables es alta.
De hecho, los informes del mercado laboral del 2020 confirman la recuperación de los puestos de trabajo en el segundo semestre como respuesta a las medidas de reapertura del Gobierno.
Asimismo, las cifras del Dane muestran que alrededor de un 70 por ciento de los cinco millones de empleos destruidos al inicio de la pandemia, se recuperaron dentro de la reactivación.
No obstante, esta es una recuperación dual que avanza en dos vías diferentes: la formal y la informal. Si bien los trabajadores informales fueron los más desprotegidos cuando la crisis del coronavirus paralizó la economía, han sido los que más rápidamente han retornado a trabajar.
En el otro carril, mucho más lento y lleno de obstáculos, transita la recuperación de los empleos formales. La informalidad ha venido aumentando, en especial en las zonas urbanas, y con ella, un deterioro de los ingresos laborales. De acuerdo a Anif, la pérdida acumulada de ingresos laborales de los hogares colombianos entre marzo y diciembre del año pasado alcanzó los 31 billones de pesos.
Si bien los retos de la informalidad, tanto laboral como empresarial, anteceden la irrupción del coronavirus, la pandemia exacerbó esas falencias estructurales que dificultan la creación de empleo formal en la economía colombiana.
Falencias que ameritan el diseño y la aprobación de una reforma que modernice la normatividad laboral y la ajuste a la realidad actual. Y que, además, incorpore medidas afirmativas para la creación de empleo para mujeres y jóvenes.
Más allá de los resultados de la misión de empleo para finales de febrero, el país necesita medidas de choque y una hoja de ruta sobre la agenda gubernamental para la creación de puestos de trabajo. Medidas, por ejemplo, para atender a los sectores como el comercio que sufrieron mayoritariamente a la destrucción de plazas en el 2020 o para evitar que las empresas, especialmente grandes y medianas, rompan vínculos formales con sus empleados.
Tiene razón el ministro Cabrera cuando afirma que tramitar una reforma laboral por el Congreso no es el único mecanismo de generación de empleo. Entonces que la creación de puestos de trabajo sea la prioridad de política pública implica una agenda de corto plazo y una reforma en el mediano.