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Francisco Miranda Hamburger
Editorial

La foto de la pobreza

Las cifras del Dane ratifican que la reactivación y las ayudas se tradujeron en mejoras sociales, pero aún falta para regresar a la senda prepandemia.

Francisco Miranda Hamburger
Director de Portafolio
POR:
Francisco Miranda Hamburger
abril 28 de 2022
2022-04-28 08:00 p. m.
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Ayer el Dane presentó los resultados del Índice de Pobreza Multidimensional correspondientes al año 2021 y completó, junto al informe de pobreza monetaria y extrema publicado el pasado martes, el panorama de la incidencia de pobreza para el año de la reactivación. Esta radiografía es crucial tanto para comprender la dimensión del reto social del país como para evaluar el impacto de la reactivación de la economía y de las ayudas del Gobierno Nacional.

De acuerdo a la organización nacional estadística la incidencia de la pobreza monetaria en Colombia cayó el año pasado del 42,5 por ciento, registrado en 2020, el año de la irrupción de la pandemia, al 39,3 por ciento. Es decir, en 2021 más de 1,4 millones de personas salieron de la condición de pobreza en el país. No obstante, en comparación con los niveles reportados en 2019, antes de la llegada de la covid-19, la incidencia es unos 3,6 puntos porcentuales más alta.

La pobreza extrema experimentó una reducción de 2,9 puntos porcentuales al 12,2 por ciento de la población. Esto es, alrededor de 1,3 millones de personas salieron de esta condición socioeconómica el año pasado.

Asimismo, el Índice de Pobreza Multidimensional bajó 2,1 puntos porcentuales en 2021 para llegar a un 16 por ciento a nivel nacional. Un factor clave en este último resultado fue la disminución en más de diez puntos porcentuales del indicador de inasistencia escolar. En otras palabras, el retorno parcial a las aulas de los colegios públicos impulsó mejoras en la pobreza multidimensional.

La fotografía de la pobreza ratifica que la reactivación económica -con su generación de puestos de trabajo- y las ayudas del Gobierno contribuyeron de manera significativa a su reducción. Los cálculos del Dane contabilizan ese aporte de las transferencias monetarias en unos 3,6 puntos porcentuales menos en el total nacional. De hecho, el año pasado la pobreza en el campo aumentó en 1,7 puntos porcentuales a 44,6 por ciento.

El fin de las ayudas para los servicios públicos y el arranque de la inflación de alimentos empujaron al alza la pobreza rural. Esta contribución de las transferencias monetarias va a impedir un aumento más peligroso de estos indicadores es razón suficiente para que, dentro de la actual campaña presidencial, gane preponderancia el debate sobre el futuro de esos programas de subsidios, sus montos y sus diseños.

También ratifican que no pueden cesar los esfuerzos para que las empresas de todos los tamaños continúen creando puestos de trabajo o protegiendo los existentes en este 2022. Las políticas de empleo y de disminución de la pobreza están íntimamente vinculadas ya que esa generación de ingresos en los hogares más pobres y vulnerables -y con mujeres y jóvenes especialmente- es un empujón potente para saltar al siguiente escalón social.

Estos datos del Dane confirman asimismo que aún falta un trecho largo para el retorno a la senda de reducción de la pobreza de años anteriores. Si se tiene en cuenta que la dinámica de crecimiento de la economía se morigerará en 2022, que la incertidumbre tanto electoral como internacional no cede y que la disparada de la inflación carcome la capacidad adquisitiva de los hogares, las estrategias para atender a los pobres colombianos y para encontrar mecanismos de escape de su condición constituyen una máxima prioridad para los candidatos presidenciales.

FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
framir@portafolio.co
Twitter: @pachomiranda

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