La más reciente encuesta Invamer, correspondiente a agosto pasado, registró una creciente preocupación de los colombianos por la corrupción y la inseguridad, así como mayor pesimismo en Bogotá y Barranquilla y la favorabilidad del presidente Iván Duque en un 20 por ciento. Esa medición reportó también una imagen favorable de los empresarios del 62 por ciento de los encuestados.
De las 19 instituciones cuya percepción en la opinión pública mide esta encuesta, el empresariado es la de más alta aceptación, superando con creces, por ejemplo, a los medios de comunicación (35 por ciento de favorabilidad) o a la Corte Constitucional (31 por ciento). Esta cifra se destaca aún más si se tiene en cuenta que el sector privado registraba 45 por ciento de imagen positiva en febrero de este mismo año.
De hecho, en más de 20 años consecutivos de mediciones, los empresarios han reportado un nivel de desfavorabilidad superior a su percepción positiva en tan solo dos ocasiones. Esos dos momentos negativos se presentaron ambos en el gobierno de Iván Duque: diciembre de 2019, en medio de descontento social, y hace seis meses, en febrero pasado.
¿Qué llevó a los empresarios a aumentar su imagen favorable en 17 puntos en seis meses? Especialmente en medio de la actual crisis económica, tras un paro nacional y más de 50 días de protestas y un tercer pico de contagios de covid-19 afortunadamente hoy en declive. Son varios los factores que mantienen hoy a las empresas con mejor aceptación social que muchas instituciones públicas y privadas del país y en su punto más alto desde finales de 2014.
En primer lugar, los colombianos han entendido bien el papel crucial de los empresarios en la construcción de la senda de la reactivación económica de Colombia. Si bien al inicio de la pandemia y las cuarentenas y restricciones se llegaron a perder alrededor de 5,4 millones de empleos, el más reciente informe del mercado laboral del Dane muestra una recuperación de 2,9 millones de puestos de trabajo en julio pasado.
A pesar de las dificultades y las dolorosas quiebras y cierres de negocios y empresas, el sector privado ha mostrado su capacidad de resistencia, su adaptación a nuevas dinámicas económicas, laborales y tecnológicas y, en la medida de lo posible, se han protegido empleos.
Un segundo aspecto es el compromiso permanente con la recuperación de la economía. Fueron voces económicas, como la de dirigentes gremiales como Bruce Mac Master de la Andi y Esteban Piedrahíta de la Cámara de Comercio de Cali, entre otros, las que ayudaron a los colombianos a entender los impactos de los bloqueos y cierres ilegales del paro nacional. Hoy la tolerancia dentro de la opinión pública a asfixiar la economía mediante cierres de vías es mucho menor, como lo muestra la encuesta Invamer, gracias a la exitosa comunicación de estas voces.
En tercer lugar, está el esfuerzo de la estrategia de inmunización privada de más de 2.900 compañías de todos los tamaños. La iniciativa ‘Empresas por la Vacunación’, llegó la semana pasada al millón de dosis aplicadas y es una expresión tangible y pionera de cooperación público-privada y responsabilidad social de los empresarios.
Un último factor es el del liderazgo responsable y claro. Las cabezas de las empresas más grandes y representativas del país han comunicado exitosamente a los ciudadanos sus acciones y sus compromisos durante los primeros meses de pandemia como ahora en el camino de la reactivación. No sorprende entonces que, en medio de una crisis institucional, los empresarios mejoren su favorabilidad.
Francisco Miranda Hamburger
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