Esta semana el Ministerio de Salud publicó la primera versión del “Plan Nacional de Vacunación Contra el Covid-19”. El Invima asimismo autorizó el uso de emergencia de la vacuna desarrollada por las farmacéuticas Pfizer y BioNTech.
El Gobierno Nacional anunció hace poco días una adquisición de nueve millones de dosis con la empresa Janssen, que se suma a los acuerdos con Pfizer, Astrazeneca y el mecanismo mutilateral Covax.
Alrededor del mundo desarrollado y de países emergentes avanzan tanto la aprobación de las vacunas de distintas compañías farmacéuticas como las estrategias de inmunización para millones de personas. Esto ha generado en las últimas semanas no solo una luz de esperanza sobre el fin de la pandemia del coronavirus sino también expectativas positivas sobre la reactivación de la economía global.
El Banco Mundial ha advertido recientemente que la magnitud de la recuperación económica del planeta en este 2021 depende en gran medida de un exitoso despliegue de los programas de vacunación de los distintos países.
Si estos planes de inmunización encuentran dificultades y demoras mientras los contagios continúan aumentando, en el peor de los escenarios el PIB global sólo aumentaría aproximadamente un 1,6 por ciento. De acuerdo a David Malpass, presidente del Banco Mundial, el desarrollo de los esquemas de vacunación tanto en países desarrollados como en emergentes ya está enfrentando problemas y complicaciones.
Si bien varias naciones ricas pudieron adquirir un número grande de dosis, sus sistemas de salud no han podido distribuirlas a la velocidad requerida en comparación con el aumento de los contagios.
Francia, Alemania y otros países europeos han experimentado un lento arranque en sus planes de vacunación mientras luchan contra la nueva cepa del coronavirus.
Estos obstáculos que hoy enfrentan los esquemas de inmunización en Europa y Estados Unidos deben servir de lecciones para enriquecer y ajustar la estrategia del plan colombiano.
Tanto la logística como la distribución de las vacunas son áreas en las que el Gobierno Nacional puede reforzar, identificando y anticipando desafíos similares a los encontrados por esos países desarrollados.
El documento de 69 páginas del Ministerio de Salud contempla un plan coherente que incluye los principios rectores, la adquisición de las vacunas, las fases y sus alcances, la definición de las poblaciones, la distribución y el seguimiento.
Pero una cosa son las políticas escritas en el papel y otra muy diferente su ejecución e implementación en la vida real. En especial, en el tránsito hacia un segundo pico de contagios en el que está Colombia en estos momentos.
Junto a los desafíos en la logística y en la asignación de las citas en las IPS, existen dos áreas cruciales para el éxito del plan nacional de vacunación: la comunicación y la garantía de la equidad.
La inmunización contra el covid-19 es no solo una política sanitaria sino también constituye una de las políticas sociales más trascendentales para la sociedad colombiana.
Es perentorio profundizar y publicar con mayor detalle cómo se harán realidad los principios de equidad y justicia y, en especial, cómo el Gobierno Nacional superará esas brechas regionales, de género, de campo y ciudad y de poblaciones vulnerables tanto epidemiológicas como socioeconómicas.
El documento anuncia que próximamente se publicará un anexo con la estrategia de comunicación, información y movilización social. Este reto comunicacional debe enfocarse no solo en informar los detalles de la vacunación sino también en la persuasión ciudadana para confiar en las instituciones de salud.