En seis días 38 millones de colombianos aptos para votar están convocados a las urnas para la primera vuelta presidencial- y desde hoy lo podrán hacer un millón de compatriotas que residen en el extranjero. Todas las citas electorales de esta magnitud traen una crucial decisión para el futuro del país; pero en esta de 2022, tras el histórico choque de la pandemia y en medio de la reactivación económica y nubarrones internacionales, no es poco lo que está en juego.
La más reciente ronda de encuestas refleja un abanico de candidatos en movimiento. Si bien el senador Gustavo Petro mantiene su liderazgo para la jornada del próximo domingo, lo más probable es que haya necesidad de una segunda vuelta presidencial.
En el segundo cupo para el balotaje los sondeos señalan al ex alcalde de Medellín Federico Gutiérrez; no obstante, el ex alcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández viene protagonizando un repunte reciente y se acerca peligrosamente al candidato del Equipo por Colombia. Para la segunda vuelta, la inevitabilidad de la victoria del Pacto Histórico se quebró y tanto ‘Fico’ como Rodolfo han acortado distancias con Petro. Otro factor destacable de esta campaña presidencial que entra a su recta final es el protagonismo que tomó la agenda económica- si bien en las últimas semanas ha venido disminuyendo. En varias encuestas la combinación de la economía, el desempleo y el costo de vida marca como la principal problemática que enfrenta Colombia en estos momentos y el asunto que más preocupa a los ciudadanos. A lo anterior se añaden elevados niveles de pesimismo colectivo, que no son mitigados por los innegables avances en el empleo y en la reactivación económica. Esta doble y simultánea condición de una economía que crece al 8,5 por ciento en medio de un contexto global enrarecido y de unos hogares agobiados por la inflación y la falta de ingresos constituye no solo un gran reto para el próximo presidente, sino también un factor clave en estas elecciones. De hecho, los puntos de la agenda económica y su rumbo futuro a partir del próximo 7 de agosto deberían guiar con más fuerza la decisión del electorado colombiano.
Los votantes cuentan con esta semana final para preguntarse, por ejemplo, qué opción en el tarjetón podría seguir dirigiendo la economía para continuar creciendo a pesar de los vientos de estancamiento e inflación que soplan por todo el mundo. Otra cuestión crucial es la traducción efectiva de esta dinámica de crecimiento en la vida diaria de los colombianos vía puestos de trabajo, mejor salud y educación, más seguridad, menos pobreza y mejor protección social.
Es indiscutible el clamor de cambio que la sociedad colombiana ha manifestado en el transcurso de esta contienda electoral. El próximo mandatario no puede olvidar ese deseo colectivo, pero tampoco pasar por alto que mantener la senda de la reactivación económica es prerrequisito para financiar estas transformaciones. La pregunta que le debe quedar a los votantes es si paralizar sectores cruciales, minar la independencia del Banco de la República e intervenir las decisiones más básicas de las empresas, entre otras propuestas, son el camino adecuado para la doble misión de crecer con equidad.
La distancia entre los logros económicos y cómo los viven la mayoría de hogares es grande y no solo es resultado de la percepción, sino de la realidad del empobrecimiento de muchos por la pandemia. El país transita una ruta en la cual las actividades productivas se reactivan, el empleo se recupera, el consumo se dinamiza, pero el rezago social debe cerrarse. Quedan seis días para que los colombianos reflexionen y escojan la alternativa que asegure sostener la recuperación con el cierre de esas brechas sociales.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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