Si los resultados del Producto Interno Bruto (PIB) del segundo trimestre eran la medida del desplome de la economía colombiana, el dato del tercer trimestre constituía el medidor de cómo va la reactivación.
De acuerdo con el reporte del Dane, el PIB nacional se contrajo en un 9 por ciento para el período entre julio y septiembre. En lo corrido de este año atípico e impactado por la pandemia del coronavirus, la economía ha caído en un 8,1 por ciento. Estas estadísticas ratifican que la crisis económica desatada por el covid-19 se perfila como más profunda que la de 1999 y de magnitudes ya indiscutiblemente históricas.
Si bien un resultado de esta naturaleza no debe, en principio, producir ninguna reacción positiva, no se puede olvidar que en el segundo trimestre el PIB se hundió un 15,8 por ciento.
Varias conclusiones se derivan de esta fotografía -la más actualizada- del comportamiento de la economia colombiana. En primer lugar, la caída histórica de abril, en medio de la cuarentena generalizada nacional, se confirma como el punto más bajo de la crisis actual.
El proceso de varios meses de reapertura gradual -y luego la casi total a partir de septiembre- se tradujo en unas tendencias positivas de crecimientos sectoriales, obviamente con algunas contadas excepciones. En otras palabras, el salto de -15,8 por ciento a -9 por ciento no puede minimizarse.
Segundo, la reactivación económica no será tan rápida ni tan veloz como inicialmente se había esperado. Los crecimientos en los distintos sectores son positivos y muestran una dinámica en la dirección correcta pero no con el dinamismo necesario para un rebote espectacular en 2021.
Hasta el Ministerio de Hacienda debió revisar a la baja sus optimistas expectativas de crecimiento del PIB y de déficit fiscal para ajustarse a una lectura más modesta de la recuperación del país.
En tercer lugar, la colcha de retazos de medidas y restricciones en lo que se cobvirtió la “llave de la gradualidad” para los gobiernos locales terminó por generar un impacto negativo en la economía.
En septiembre, primer mes de reapertura económica casi total y nacional, la economía experimentó una tasa de crecimiento mensual de 3,37 por ciento frente al decrecimiento de 1,12 por ciento registrado en agosto.
Las cuarentenas sectorizadas, los toques de queda, las restricciones de movilidad y sectoriales y demás medidas desploman la dinámica económica sin una ganancia clara e indiscutible en materia de salud pública, contagios y muertes.
Un cuarto aspecto es el sectorial. Es preocupante que la construcción y la explotación de minas y canteras hayan decrecido en septiembre en contravía del ritmo de reapertura de otras áreas como las industrias manufactureras e incluso las artísticas. Solo estos dos sectores contribuyeron en tres puntos porcentuales a la caída del tercer trimestre. Estos datos de construcción merecen atención, ya que este sector es un tradicional jalonador no solo de crecimiento económico sino también de empleo.
Por otro lado, el comercio sólo cayó un 11 por ciento en septiembre, confirmando el efecto de levantar las medidas restrictivas en las grandes capitales. No obstante, el peso del sector comercial, transporte, alojamiento y servicios de comida es tan grande que, a pesar de su reactivación, contribuyó con casi 4 puntos a la contracción.
Por último, los datos reflejan lo difícil que será la reactivación de algunos sectores, particularmente impactados por la pandemia del coronavirus y sus medidas sanitarias, como las culturales, de entretenimiento y turismo.
Si bien la economía colombiana transitó por la senda de la reactivación en el tercer trimestre, la caída pudo ser menor y es necesario acelerar el ritmo.