Este martes en la mañana se llevará a cabo otra reunión entre el Gobierno Nacional y el Comité del Paro con la esperanza de que finalmente se instale la mesa oficial de negociación. A pesar de que el país entra a la sexta semana de protestas y de recientes encuentros entre las partes, las expectativas de avance no son las mejores.
(Vea: Reactivación sostenida / Opinión de Francisco Miranda Hamburger).
El decreto de asistencia militar a 8 gobernadores y 13 alcaldes y los bloqueos a las carreteras marcan la distancia entre ambos lados de la mesa para finiquitar el preacuerdo de garantías. Los promotores de la protesta insisten en que se firmen los preacuerdos iniciales, rechazan lo que llaman la “militarización” por parte del Ejecutivo del manejo de las manifestaciones mientras se niegan tajantemente a condenar el cierre de vías. Al contrario, el Comité del paro justifica los “cortes temporales de vías, mal llamados bloqueos” como parte de la protesta legítima.
Por su parte, el Gobierno Nacional insiste en el levantamiento de estos cierres que mantienen aislados a millones de colombianos, asfixiada la economía, desabastecidas ciudades y regiones e incluso en la mira de los ataques a ambulancias y a la Misión Médica con trágicos resultados. Además, el Ejecutivo defiende el decreto ante las críticas como un instrumento válido ante la gravedad de las alteraciones a la seguridad en esas ciudades.
A lo anterior se añaden tanto un recrudecimiento de la violencia el pasado viernes- que incluyó imágenes de civiles disparando a los manifestantes- como el hastío de sectores de la ciudadanía en varias capitales que salieron a marchar en contra del paro y los bloqueos y a favor de la Fuerza Pública. El miedo de una de las partes por la militarización de la protesta crece en paralelo con la desesperación de empresas, trabajadores y hogares por los bloqueos ilegales, que los impulsores del paro ni siquiera controlan.
(Lea: La vacunación privada / Opinión de Francisco Miranda Hamburger).
Asimismo, el Gobierno tampoco da muestras de tener una clara estrategia de negociación. El ejemplo de esto es la desautorización pública de un acuerdo para desbloquear el puerto de Buenaventura que habría sido firmado por representantes del Ejecutivo. La peor señal que pueden enviar los voceros del Estado es la de no contar con sólidos y fluidos canales de comunicación con la Casa de Nariño.
Tras más de 10,8 billones de pesos en pérdidas y más de un mes de paro, es momento de avanzar en la negociación entre el Gobierno y el Comité del Paro. Y su primer punto debe ser el levantamiento de todos los bloqueos, o al menos una explícita condena de los mismos por parte de los promotores del paro. No hay justificación alguna para que el derecho a la protesta cobije cierres permanentes de vías que dejan ciudades y regiones enteras sin suministros, productos básicos, combustibles y destruyen la actividad económica.
(Vea: Crece la urgencia / Opinión de Francisco Miranda Hamburger).
Es evidente que la salida para este momento crítico es el diálogo y la negociación entre las partes. Pero el Gobierno no puede avanzar en esas necesarias conversaciones con su economía bajo chantaje, en especial en medio de la más severa crisis económica y social en décadas. Los bloqueos están ahogando al aparato productivo, a las empresas -grandes, medianas, pequeñas y micro-, destruyendo puestos de trabajo y descarrilando la senda de la reactivación.
Los reclamos económicos, políticos y sociales de jóvenes y otros sectores en las manifestaciones pacíficas de las últimas semanas deben ser escuchados y canalizados. La discusión de soluciones viables, costeables y pragmáticas son una ruta de salida a la crisis. Pero sin una soga en el cuello de las actividades económicas que sostienen la recuperación.
(Lea: El pulso de la crisis / Opinión de Francisco Miranda Hamburger).
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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