Colombia no se salva del tsunami económico que está generando la pandemia global del coronavirus. Las proyecciones sobre el desempeño de la economía nacional, tanto de entes multilaterales como de centros de investigación locales, caen en 2020 en el terreno negativo.
En los últimos 30 años la economía colombiana ha enfrentado varios momentos críticos en 1999, 2009 y 2014. Sólo en la crisis de 1999, el PIB registró la contracción más fuerte del siglo: más de cuatro por ciento. Es decir, Colombia transita hacia una caída que no se ha experimentado en 20 años.
Las perspectivas mundiales, regionales y locales a raíz de la covid-19 apuntan hacia una recesión profunda en este año. De acuerdo al Fondo Monetario Internacional, sería la peor desde la Gran Depresión de los años 1930, seguida de un repunte rápido y fuerte el año entrante.
Si bien todavía hay mucha incertidumbre sobre la duración y la intensidad de la actual crisis, hay que apretarse desde ya los cinturones porque el golpe será muy fuerte.
Los recuerdos de la crisis de fin de siglo siguen presentes en la memoria de millones de colombianos. En especial aquellos que perdieron sus viviendas, vieron borrar sus ahorros de toda la vida, sufrieron muchos meses de desempleo o vieron sus salarios disminuidos o sus pensiones perder valor adquisitivo.
En las dos décadas que han transcurrido desde esa crisis, la economía colombiana no ha estado exenta de caídas, pero también ha registrado importantes avances sociales. Las reducciones en el porcentaje de colombianos bajo la línea de pobreza han sido sustanciales. Aunque, como se ha alertado en meses anteriores, el ritmo de esa reducción ha venido disminuyendo en los últimos años.
De hecho, miles de hogares que salieron estadísticamente de la pobreza en años recientes hoy son vulnerables de regresar en medio de esta crisis.
Son precisamente las plataformas de transferencias monetarias, creadas en esos años, las que hoy sirven de soporte a la estrategia social de mitigación de los impactos de la pandemia en los hogares más vulnerables.
En estos 20 años otros indicadores sociales, como por ejemplo las coberturas en educación, también mejoraron. Obviamente hay muchas críticas sobre la cobertura y calidad de la educación superior, pero también mejoras y avances.
La crisis de 1999 destruyó puestos de trabajo y disparó la tasa de desempleo alrededor del 20 por ciento. Aunque en años siguientes este indicador caería hasta un dígito, en los últimos años el desempleo ha venido aumentando inexorablemente.
Las primeras estimaciones indican que la pandemia del coronavirus también destruirá muchos puestos de trabajo ante la parálisis de la mayoría de sectores económicos y los altos niveles de informalidad que caracterizan al país.
Un reciente informe del centro de estudios Anif calcula el impacto negativo en los hogares y los ingresos laborales en unos 5,8 billones de pesos, alrededor de 0,5 por ciento del PIB. Este nivel de pérdidas podría multiplicarse en mayo hasta los 26,9 billones de pesos.
A hogares bajo la linea de pobreza y vulnerables, acceso a la educación en sus distintos niveles y puestos de trabajo se añaden las empresas- grandes. medianas, pequeñas y micro- que solo cuenta con entre uno y dos meses de liquidez.
El camino de la economía colombiana a una contracción no vista en 20 años está pavimentado de esos hogares que caen la pobreza, niños y jóvenes que abandonan sus estudios, empleos destruidos, ingresos reducidos y empresas quebradas.
Con todos los problemas y las críticas, los avances sociales de los últimos 20 años deben protegerse del tsunami que ya llegó.
Francisco Miranda Hamburger
framir@portafolio.co
Twitter: @pachomiranda
