No hay duda de que para un país que normalmente no se destaca en los rankings internacionales es motivo de congratulación aparecer en un buen puesto. Y es que no basta con distinciones como la de haber roto el récord de la cabalgata más grande con caballitos de palo, sucedida en Ibagué el pasado 24 de junio, tal como lo registró el libro Guinness.
Quizás ello explica el júbilo del Gobierno al informar que Colombia había llegado al primer lugar en la región, tras escalar nueve lugares en el informe ‘Doing Business’ que por decimosegunda oportunidad vuelve a elaborar el Banco Mundial. De acuerdo con el reporte, el país está en la posición 34 entre 189 naciones, destacando además que desde el 2005 se han hecho 29 reformas importantes, que buscan disminuir las barreras que usualmente encuentran las empresas para desempeñarse.
El trabajo que elabora la entidad multilateral evalúa diez parámetros principales que, a su vez, se construyen con base en una serie de mediciones objetivas. A diferencia de lo que ocurre con indicadores como los relacionados con competitividad que produce el Foro Económico Mundial, aquí no hay percepciones, sino aquello que los analistas conocen como ‘datos duros’.
En la presente ocasión, el país recibió muy buenas notas en cuatro áreas específicas: obtención de créditos, protección de los accionistas minoritarios, registro de propiedades y asuntos relacionados con la declaración de insolvencia. Tal vez el avance más grande se dio por cuenta del nuevo marco regulatorio de garantías mobiliarias, que permite el uso de activos colaterales para respaldar un préstamo.
Pero más allá de centrarse en lo que se ha hecho bien, el ejercicio es especialmente útil para identificar en dónde hay trabajo por hacer. Hay tres renglones en los que estamos muy por debajo del promedio, lo cual debería convertirse en un aliciente para buscar correctivos.
La peor nota de todas es la de hacer efectivo un contrato, pues ocupamos el lugar 168 en el planeta. Y es que no solo obtener una decisión judicial involucra hasta 33 procedimientos diferentes, sino que el tiempo promedio para conseguir un fallo ejecutivo es de 1.288 días. Ese lapso de tres años y medio se ha reducido algo en tiempos recientes, pero indudablemente hay que meterle mano al funcionamiento del sistema, si se quiere que la justicia opere de manera pronta y efectiva.
Tampoco nos va bien en lo relacionado con impuestos, pues nos encontramos en el puesto 146. Algunos de los motivos tienen que ver con que esa labor ocupa 239 horas al año o hay que hacer 11 pagos anuales. De hecho, la introducción del impuesto Cree nos afectó la calificación, pues en lugar de hacer más fácil la manera de pagarle al fisco, la complicó.
No obstante, la verdadera luz roja se enciende en lo concerniente a la tasa impositiva, que el Banco Mundial calcula en 75,4 por ciento de las utilidades.
Ese nivel es uno de los más elevados en el ámbito global y nace de la combinación de los tributos de orden local y nacional. En particular, el impuesto de industria y comercio que cobran los municipios tiene mucho que ver en ese caso. Si bien a la hora de la verdad la tarifa efectiva es más baja, algo no está funcionando en la estructura que tenemos, pues, para hacer tan solo una comparación, en Perú la tasa es del 36 por ciento.
Por último, seguimos mal en lo relacionado con el comercio exterior. El indicador más notorio es que el costo de exportar un contenedor desde Colombia asciende a 2.355 dólares, mientras que en Chile llega a 910.
Tales evidencias demuestran que queda mucho por hacer. Sin duda es buena la mejoría observada, pero esta debe servir a la hora de redoblar esfuerzos y continuar la tarea con decisión, si queremos que nadie nos quite nuestro récord regional, que sirve más que el de la esmeralda más grande o la anaconda más larga.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co
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