Al momento de escribir estas líneas el presidente Iván Duque había anunciado cuatro cambios en su equipo ministerial: Hacienda, Comercio, Relaciones Exteriores y Cultura. Con menos de 15 meses que le quedan al cuatrienio, lo más probable es que en estos días se defina la alineación principal con la que el mandatario terminará su gestión.
Dos de las adiciones -los ministros José Manuel Restrepo en su nuevo rol como jefe de las finanzas públicas y María Ximena Lombana en Comercio, Industria y Turismo- integran el corazón del gabinete económico. Aún si se presentan cambios en otras carteras sectoriales, la dupla Hacienda-Comercio será la responsable de superar la coyuntura critica que atraviesa el aparato productivo.
Si bien la mayoría de los ojos están hoy puestos sobre las dinámicas sociales y las consecuencias políticas de las casi cuatro semanas de protestas- que incluyen las negociaciones con los promotores y el entorno preelectoral-, la faceta económica del interminable paro es tan crucial como trascendental. No hay economía ni sector empresarial que aguanten pérdidas diarias de 484 mil millones de pesos por semanas sin efectos permanentes en niveles de actividad operacional, puestos de trabajo, ventas y producción.
Más allá del levantamiento del paro “político”- cuya ruta de salida aún no es clara-, a los nuevos miembros del equipo económico les toca la estrategia que vendrá para la economía tras el fin de las protestas. En otras palabras, la agenda del manejo económico para el último tramo del mandato debe girar en torno a retomar la senda de la reactivación y a recuperar la confianza no solo con las calificadoras de riesgo sino también internamente entre el Gobierno y las empresas.
En el corto plazo, la prioridad del Ministro de Hacienda debe estar concentrada en conseguir el acuerdo político para aprobar la reforma tributaria 2.0 en el Congreso. Es entendible que Restrepo no haya destapado sus cartas todavía, pero el tiempo para un trámite exitoso de la iniciativa se le agota. Aunque es probable que ese debate del alza de impuestos se dé en medio de las protestas, el Gobierno debe avanzar con convencimiento. Más allá del recaudo del nuevo proyecto, el mensaje clave a enviar es que el Ejecutivo es aún capaz de diseñar y aprobar una hoja de ruta creíble para la estabilización de las finanzas públicas.
En paralelo con Hacienda, la ministra de Comercio debe trabajar en la recuperación de la confianza de los empresarios de todos los tamaños en el liderazgo económico de la administración Duque. No han sido pocas las lecturas fallidas de la Casa de Nariño en temas de la agenda económica como, por ejemplo, en la hundida reforma tributaria y su manejo político, social y comunicativo. La incapacidad del aparato estatal de proteger eficazmente las actividades de regiones enteras como el suroccidente del país se traduce en parálisis, incertidumbre y un peligroso déficit de una visión compartida entre Gobierno y sector privado.
A la ministra Lombana le correspondería esa comunicación con los empresarios para definir lo que necesitan para superar los dolorosos impactos de tantas semanas de paros y bloqueos. Sin esa confianza y certidumbre en el plan económico de Duque para sus meses finales, será difícil retomar la necesaria senda de la recuperación del tiempo perdido. Los positivos resultados del primer trimestre, que superaron las expectativas de analistas, son muestra tangible del poder combinado de la reactivación libre y sin cierres con la confianza en una estrategia gubernamental y un ritmo dinámico de vacunación.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
Director de Portafolio
En Twitter: @pachomiranda