La temporada decembrina se caracteriza por las fiestas navideñas, las ventas del comercio, el turismo por las vacaciones y los balances del año que transita sus últimas semanas. El 2022 se acerca a su fin en medio de un ambiente económico que combina en simultánea el empujón de los vientos de crecimiento con las primeras señales de la desaceleración y el declive en las perspectivas hacia el año entrante.
En el frente social, el último mes transpira una rara mezcla entre las altas expectativas que amplios bloques de la sociedad mantienen ante el giro ideológico en la Casa de Nariño, con el creciente deterioro de la confianza de industriales, empresarios y consumidores frente al desempeño económico en el 2023. Si bien se consolida el consenso de los analistas con respecto a un drástico freno de mano en la dinámica de la economía, luce inevitable el impulso de un amplio paquete de reformas.
El fin de año arrancó con la doble noticia de la reducción de la tasa de desempleo -movida por la estacionalidad- y la inflación galopante que no dio en noviembre el respiro que los observadores económicos pronosticaban. Los vientos de la reactivación en la pospandemia empujaron las velas de la economía, con más fuerza durante el primer semestre del 2022, pero su impulso ha empezado a reflejarse en los más variados indicadores de la actividad ya en el tramo final del año.
Mientras hace un año la euforia de las reaperturas tras la vacunación masiva marcó un diciembre dinámico para el comercio, el turismo y las aerolíneas, el panorama para esta Navidad es menos optimista y con algunos efectos negativos por el alto precio del dólar, la carestía en los productos y una menor expectativa en ventas. Fenalco, por ejemplo, habla de una mayor incertidumbre en las perspectivas del comercio, incluyendo el hueco que dejará la eliminación intempestiva del día sin IVA.
La reactivación poscovid en este 2022 ha sido dinámica en el turismo local, viajes y otras actividades de entretenimiento. El registro de los pasajeros aéreos muestra naturalmente un aumento importante en comparación con los mismos datos del 2021. No obstante, los altos precios del petróleo -que afectan la estructura de costos de las aerolíneas- así como la devaluación del peso han terminado por impactar negativamente los planes turísticos de los colombianos al exterior. Por otro lado, la fortaleza del dólar pone sobre los hombros de los viajeros foráneos una parte importante del éxito de la temporada turística de fin de año.
Junto a las primeras señales de la desaceleración, en este diciembre se respira un entorno local marcado por un grado de incertidumbre desde la mayoría de los sectores productivos. Tras la aprobación de la reforma tributaria, con su carga excesiva de impuestos sobre las empresas, la dirección que tomará el afán reformista del gobierno Petro -y en especial la secuencia en la discusión política de esas reformas- está causando expectativa en el sector privado. Aún se espera una mayor claridad en las hojas de ruta ejecutivas y de implementación en cruciales frentes de la economía como la transición energética, las principales obras de infraestructura, las pensiones y la protección social y el sector agropecuario.
El último mes del año cierra un 2022 que experimentó un crecimiento dinámico, un giro ideológico y político, altas expectativas sociales, incertidumbre, deterioro de la confianza y de principales indicadores económicos y las primeras señales del freno. Muy distinto el ambiente al optimismo desaforado que se vivía hace doce meses.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
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