El 2021 arrancó con un optimismo social y empresarial basado en dos estrategias: la reactivación económica y el plan nacional de vacunación.
Al final del primer mes del segundo trimestre, las nuevas cuarentenas del tercer pico de contagios y las discusiones alrededor de la reforma tributaria del Gobierno Nacional son las problemáticas que concentran actualmente el debate nacional.
Por este motivo, no generan mayor sorpresa los altos índices de pesimismo colectivo y rechazo institucional que han registrado recientes encuestas de opinión pública. Sin importar que en los meses de febrero y marzo las actividades económicas se hayan recuperado del “bache” de enero, el ritmo de la vacunación y los detalles de los nuevos impuestos enrarecieron la percepción ciudadana.
Si bien es inevitable que un proyecto de reforma tributaria monopolice la discusión pública sobre la economía, desde mucho antes de la radicación del articulado la narrativa gubernamental sobre la reactivación venía perdiendo prioridad e impulso.
A finales del año pasado y en las primeras semanas de este año, las dos caras de la reactivación económica- el dinamismo del sector privado y el plan público promovido por la Casa de Nariño- iban en sintonía. De hecho, el arranque y el avance de la vacunación masiva en Colombia eran correctamente interpretados como otro pilar de la estrategia para reactivar.
No obstante, mientras empresas y hogares recuperaban la confianza y las perspectivas positivas tras los cierres del segundo pico de enero, el Gobierno Nacional y las administraciones locales se concentraron en los inevitables retos que trajo el inicio de la inmunización masiva.
En febrero y marzo, la reactivación de la economía continuó en fábricas, talleres, centros comerciales, industrias y hogares como lo evidencian los principales indicadores. El positivo Indicador de Seguimiento de la Economía (ISE) del Dane para febrero así lo ratificó, como también las mediciones de expectativas económicas para marzo.
Aunque el mensaje gubernamental no lo mencionara con la misma intensidad que en noviembre o diciembre, la economía colombiana se levantaba poco a poco para millones de personas, sus ingresos y sus esperanzas de un mejor año.
Primero llegó el deterioro de los indicadores sanitarios que explotó en la Semana Santa; luego el ritmo irregular de la vacunación y ahora la dificultad del Gobierno para persuadir a la ciudadanía sobre la necesidad de la reforma tributaria. Lo anterior desembocó en la relegación del plan del Gobierno Nacional para impulsar la reactivación económica a un segundo plano.
Más allá de las consideraciones estratégicas del Ejecutivo con respecto a la reforma tributaria, una estrategia a cinco años de 551 proyectos, 144 billones de pesos y alrededor de 2,5 millones de empleos no puede desaparecerse de la agenda gubernamental.
Al contrario, a pesar de incorporar una mayoría de recursos e iniciativas de origen privado, es el Gobierno Nacional, y sus niveles regionales, los mejores promotores de estas obras de infraestructura vial, energética, de agua y vivienda, educación, deporte y transformación digital.
La reactivación de la economía, tanto la mediática de la narrativa presidencial como la real de las empresas y los hogares, es una pieza crucial en el balance del segundo año de la pandemia. La vacunación y el debate sobre nuevos impuestos no deben hacer perder de vista el balance, los logros y los retos públicos y privados de la reactivación.