Mientras muchos hacen apuestas sobre cuánto creció la economía en el primer trimestre del año, pocos han vuelto a hablar de las perspectivas económicas del país en el mediano plazo. La pregunta es muy relevante para Colombia, pero también para muchas naciones emergentes que en lo corrido de este siglo han disfrutado de un dinamismo inusitado. Por eso no es raro que cada vez más especialistas internacionales se estén preguntando cuánto durará este crecimiento.
Para tratar de responder ese interrogante, nada mejor que dejar de mirar el árbol y pasar a analizar el bosque. Eso han hecho varios expertos internacionales que han estudiado los casos de decenas de países que han tenido etapas de buen crecimiento, seguidos por un periodo de estancamiento. El fenómeno de un arranque vigoroso seguido por un severo frenazo ha sido tan generalizado en el mundo, que los expertos, incluso, le han puesto un nombre: ‘la trampa de los ingresos medios’.
Uno de los trabajos más interesantes sobre el tema fue dirigido hace poco por Barry Eichengreen, experto de la Universidad de Berkeley, y arroja varias conclusiones relevantes para Colombia. El trabajo, titulado ‘Growth Slowdown Redux’, analiza los casos de más de medio centenar de países que han tenido periodos de gran dinamismo, tratando de detectar si hay un patrón de desaceleración después de pasar cierto umbral de crecimiento. La idea subyacente es que las naciones que logran despegar gracias a bajos salarios o abundancia de recursos naturales, como Colombia, tarde o temprano pierden esa ventaja cuando el crecimiento económico encarece su mano de obra o empieza a agotar sus recursos primarios.
La primera conclusión importante es que los Estados que han tenido frenazos súbitos se dividen en dos grupos: unos se han estancado tras superar los 10.000 dólares de ingreso por habitante y otros, al rondar los 15.000 dólares de ingreso por habitante, ambos medidos en lo que se conoce como Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). El dato es muy relevante para la economía colombiana, que hace poco rebasó los 10.000 dólares de ingreso por habitante (medido en PPA), lo que la pondría en situación de vulnerabilidad registrada por los países del primer grupo.
Pero el análisis tiene más conclusiones interesantes para nuestra nación. Al estudiar las economías que han caído en trampas de bajo crecimiento, el texto concluye que todas tienen en común una oferta exportable concentrada en bienes primarios, como sucede en Colombia, y bajos niveles de cobertura y calidad en la educación universitaria y posuniversitaria, aspecto también común a nuestro país.
La buena noticia es que los Estados que se han estancado han tenido otros dos rasgos que no se presentan en el caso colombiano. El primero es una moneda excesivamente subvaluada, lo que los ha eximido de aumentar su productividad en términos reales, y el segundo es que han tenido una alta proporción de población mayor que debe ser sostenida por una reducida masa de gente en edad de trabajar.
Esta evaluación prende una luz de alerta sobre la sostenibilidad del crecimiento de Colombia. Nuestra economía ha llegado al umbral del ingreso por habitante en el que muchos otros países se han estancado, las reservas de petróleo no irían más allá del 2020 y la mano de obra ya es costosa en términos internacionales.
Lo más preocupante es que todas las evaluaciones sobre el tema sugieren que para evitar el estancamiento económico hay que tener un capital humano altamente calificado, una oferta exportable diversificada y un vigoroso sistema de tecnología e innovación aplicado a los procesos productivos, asignaturas en las que el país se raja.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co