Hace dos días el Ministerio del Interior y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) radicaron en la Cámara de Representantes el proyecto de ley 222 de 2021. La iniciativa legislativa busca el fortalecimiento técnico del Dane como ente rector del Sistema Estadístico Nacional y crear un marco normativo más robusto en la planeación, producción y difusión de las estadísticas oficiales.
El articulado de la propuesta plantea elevar a rango de ley los estándares internacionales y buenas prácticas, como las recomendaciones de la OCDE y los lineamientos de la Cepal, que el Dane ha venido incorporando en sus distintos procesos para generar los diferentes reportes y mediciones. Además, dispondrá la realización de censos de población cada diez años, como lo recomienda la práctica internacional, así como censos económicos, agropecuarios y mineros.
Contar con cifras oficiales que sean producto de prácticas con alta calidad estadística constituyen un valor muy preciado para cualquier economía. Estos datos, generados por técnicos sin la intromisión gubernamental y con procedimientos comparables internacionalmente, son un activo más no solo para el Ejecutivo sino también para las empresas, la academia, las actividades económicas y los ciudadanos.
Las estadísticas sociales, económicas y sectoriales de una Nación alimentan tanto el debate democrático sobre el estado de la sociedad como el diseño de las políticas públicas y la toma de decisiones de distintos actores ejecutivos. En especial la celebración periódica de los censos y demás conteos permitirá fotografías instantáneas más detalladas de la realidad demográfica, de vivienda, social y económica del país.
Es justo reconocer el papel crucial que ha tenido el Dane y sus informes durante la pandemia y la crisis sanitaria, económica y social que desató el coronavirus. Por ejemplo, las mediciones sobre el aumento de la pobreza monetaria, las vías que está tomando la reactivación económica y la recuperación del mercado laboral así como los impactos en seguridad alimentaria y en los procesos empresariales.
Bajo el liderazgo de su director, Juan Daniel Oviedo, y su equipo técnico, la organización nacional estadística de Colombia ha generado de manera autónoma, oportuna y técnica las cifras necesarias para dimensionar la magnitud de los múltiples choques que viene infligiendo la covid-19 a empresas, sectores económicos, hogares, mujeres, jóvenes y regiones.
Durante estos 17 meses de pandemia el Dane siguió tomándole el pulso tradicional a la economía, el mercado laboral y los temas sociales mientras introducía nuevas mediciones como las encuestas de Pulso Social y Empresarial, que ayudarán a brindar más información sobre los impactos de la crisis.
De hecho, los choques del coronavirus han demostrado los beneficios de contar con estas estadísticas oficiales, robustas en su producción, independientes en su manejo y de alta calidad en sus prácticas.
Este proyecto de ley asimismo introduce conceptos necesarios en la producción estadística moderna como la incorporación e interoperabilidad de plataformas tecnológicas y guías claras para la difusión y comunicación de la información estadística. Las distintas avenidas que conduzcan a una organización nacional estadística más independiente, más técnica y de más calidad en los datos deben ser tomadas por el Congreso de la República.
FRANCISCO MIRANDA HAMBURGER
framir@portafolio.co
Twitter: @pachomiranda