Puede ser que la economía mundial no atraviese por un momento estelar, pero las crisis que persisten en diferentes lugares del globo no impiden que más gente salga de vacaciones.
Así lo acaba de confirmar la Organización Mundial del Turismo, según la cual el número de visitantes que salen de su país hacia otro registró un alza del 5 por ciento en el 2013 y llegó a 1.087 millones de personas.
El incremento de 52 millones de viajeros representa no solamente un nuevo récord, sino que confirma una tendencia al alza que únicamente tuvo un quiebre significativo en el 2009, en el transcurso de las dos décadas pasadas. De hecho, la cifra registrada el año pasado más que duplica la de 1995.
La principal causa de esa dinámica tiene relación con el auge de las economías emergentes, que ahora aportan la mitad del Producto Interno Bruto global, cuando a finales del siglo pasado esa proporción era del 35 por ciento.
En la medida en que la clase media se ha expandido en las naciones en desarrollo, que los precios de los tiquetes han disminuido y que la oferta hotelera es mucho mayor, también se ha disparado el apetito de ir a otras latitudes.
Un ejemplo notorio es el de China, en donde se han eliminado las restricciones a la salida, que regían en el pasado reciente.
En el 2012, el total de ciudadanos del gigante oriental que partió de forma temporal de su país llegó a 83 millones de individuos, de los cuales 60 por ciento voló por primera vez al extranjero.
Y ese no es el único caso. Rusia o Brasil se han convertido en generadores importantes de turistas que, por razones cambiarias, encuentran que a veces es más barato subirse en un avión que quedarse en su vecindario.
En general, en las filas de inmigración se encuentran más asiáticos, africanos o latinoamericanos que antes, mientras que la cantidad de estadounidenses, japoneses o europeos ha perdido dinámica en comparación.
En cuanto a destinos, las variaciones son menos significativas.
El año pasado Europa volvió a ocupar el primer puesto con la llegada de 563 millones de personas que representan 52 por ciento del total.
La segunda región fue Asia Pacífico, con el 23 por ciento, y un poco más lejos quedaron las Américas, al quedarse con el 16 por ciento de la torta, una participación menor que antes.
En ese desempeño, parte de la responsabilidad le correspondió a Latinoamérica, con una mejora de apenas 2 por ciento en el número de viajeros.
A la luz de esa situación, Colombia se puede dar por bien servida.
De acuerdo con datos del Ministerio de Comercio, entre enero y septiembre del 2013 llegaron 3,4 millones de visitantes internacionales, que representan un alza del 4,1 por ciento.
La entidad sostiene que dicha evolución debería llevar a que se superen las cuentas del 2012, cuando los ingresos del sector ascendieron a 3.210 millones de dólares. Tal como van las cosas, las metas fijadas en el Plan de Desarrollo para este año –que son de 4 millones de turistas extranjeros y 4.000 millones de dólares en divisas– van a estar cerca de cumplirse.
En la escala local, ha tenido lugar una diversificación en los viajeros que llegan. Por ejemplo, en la medición más reciente el grupo de mayor dinámica fue el de los portugueses, junto con salvadoreños, bolivianos y costarricenses.
Aun así, en número de visitantes, Estados Unidos es el principal aportante junto con Venezuela, Argentina y España, entre otros.
Hacia adelante, el reto para el país es consolidar una oferta turística más amplia y profesional, que responda a los gustos de quienes buscan la típica experiencia de la playa o los que prefieran la cultura, la gastronomía y las riquezas naturales.
Aceptando que la mejoría es evidente, es justo reconocer que somos pequeños incluso a nivel latinoamericano y que hay mucho por hacer en un planeta en el cual lo que no van a faltar son los viajeros.
Ricardo Ávila Pinto
ricavi@portafolio.co
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