Como era de esperarse, la Procuraduría ratificó ayer la sanción contra el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, por tres fallas cometidas en la implementación del modelo de basuras. Ello significa que apenas la Casa de Nariño avale el fallo, la ciudad entrará en una transición hasta las elecciones atípicas para elegir al sucesor del burgomaestre.
La determinación abre un nuevo capítulo para la capital del país, marcado por la incertidumbre política. Desde que se supo del duro pronunciamiento a principios del mes pasado, el mandatario bogotano no solo ha convocado a cuatro movilizaciones a la Plaza de Bolívar para rechazarlo, sino que también ha denunciado un “golpe de Estado” en su contra. Los ‘petristas’ han calificado de arbitraria la medida del Ministerio Público y aducen que un ataque contra su líder es un ataque contra la democracia colombiana.
Ahora que solo quedan pendientes un par de instancias de curso improbable, queda en manos de Gustavo Petro la escogencia de cómo salir de su despacho. Con los ciudadanos pendientes de sus declaraciones, sobre los hombros del mandatario reposa la responsabilidad de respetar la sentencia adversa y defenderse desde otro escenarios. Del tono y los mensajes que opte por transmitir en los días siguientes, dependerán tanto su legado como la legitimidad de sus reclamos. Tal llamado es extensivo a sus seguidores, que deben expresar su protesta de manera pacífica.
El difícil momento que atraviesa Bogotá también incluye a las fuerzas opositoras a Petro. Los comicios que tendrán lugar en unos meses ofrecen la mejor oportunidad para que los capitalinos escojan de manera libre ratificar el proyecto Progresista o apostarles a nuevos aires para la ciudad, por lo cual se requiere un debate de ideas.
Más allá de los escenarios jurídicos, los pulsos políticos y las decisiones de los organismos internacionales, la capital verá abrirse una ventana de oportunidad para cimentar una apuesta común. Puesto de otra manera, frente a la polarización vista, existe la opción de la comunidad de principios. En tal sentido, es clave que quien inicialmente reciba el encargo de ocupar el Palacio Liévano se comporte responsablemente y sepa sumar, más que dividir.
La razón es que las urgencias de la ciudad no dan espera. En tal sentido, hay que propender por impulsar las prioridades del desarrollo urbano. 2014 es un año clave para la movilidad, ya que encabezan la agenda proyectos ambiciosos y vitales como la troncal de TransMilenio por la avenida Boyacá, la consolidación del Sistema Integrado de Transporte, los estudios y la construcción de los metrocables, y el impulso al metro.
La crisis puede convertirse, entonces, en oportunidad para recuperar algo del optimismo y orgullo perdidos en años recientes. Sin entrar a evaluar el legado del alcalde saliente, su administración estuvo marcada por la ideologización, la confrontación y la falta de ejecución. Es verdad que los abominables episodios de corrupción del pasado quedaron atrás, por lo cual hay que vigilar que no vuelvan.
En tal sentido, ojalá los aspirantes que surjan para completar el periodo truncado sean conscientes del desafío de darle a Bogotá un debate electoral de calidad y de prepararse para una administración corta y que sea efectiva.
En conclusión, las instituciones capitalinas se encuentran ante una difícil coyuntura. Más allá de las críticas válidas por cuenta de los amplios poderes que tiene el Procurador para destituir funcionarios elegidos popularmente y la necesidad de reconsiderarlos, a Petro le corresponde cumplir las normas vigentes.
Las movilizaciones que vienen tienen, igualmente, el compromiso de no caer en las vías de hecho. Si en algún momento de su historia reciente Bogotá ha necesitado que sus habitantes la protejan, defiendan y elijan bien, es ahora, cuando empieza una transición cuyo desenlace es aún imprevisible.
Ricardo Ávila Pinto
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