Si hay un verbo que describa mi conclusión sobre las recientes marchas y protestas en Colombia es entender. Antes que usar algún tipo de adjetivo sobre estos hechos sociales, mi sugerencia a quienes empiezan la Conversación Nacional, convocada por el Presidente Duque, es que entiendan a quienes han protestado.
Una de mis amigas más cercanas ha marchado y creo que lo seguirá haciendo, por esta razón, y al tener confianza y cercanía con ella, tuve una buena conversación por Whatsapp en donde le hice 5 preguntas. Estas fueron:
1.¿Por qué marchas?
2.¿Qué es lo que más te molesta y percibes que a la gente le molesta de las instituciones en Colombia (Gobierno, Congreso, Cortes, partidos políticos)?
3.¿Cuál ha sido el hecho reciente del país que más rabia te ha generado?
4.¿Qué resultados esperas de las protestas?
5.Si pudieras hablar con el Presidente de la República ¿qué le dirías?
Las respuestas fueron extensas y como mencioné, desde la confianza y la amistad. Ella sabe que a pesar de las diferencias que podamos tener frente a temas políticos y sociales, no la voy a juzgar por lo que diga, así como ella no me ha juzgado durante mis años en el servicio público. La sinceridad con la que mi amiga respondió a estas preguntas, se debe a que sabe que la quiero escuchar, que quiero entender, y no que mi intención sea responder a sus críticas o presentar justificaciones.
La conclusión de nuestro diálogo es que además de válidos reclamos por parte de quienes marchan, en el fondo, hay una alta carga emocional en la protesta, y esto es importante valorarlo y tenerlo presente en el diálogo que inicia.
Las respuestas a mis preguntas fueron variadas y profundas, racionales y emocionales. Todo lo anterior me confirmó que no hay una causa única para las marchas, que han sido muchas las razones que se han acumulado durante años para que tantos hayan salido a las calles de manera pacífica y contundente a protestar, excluyendo y rechazando a los violentos que nada aportaron con su vandalismo. También que hay hechos recientes que han encendido los ánimos más que antes, y que no hace falta modificar la Constitución para abrir un ejercicio de escucha y entendimiento con quienes hoy protestan.
Muchos buscan un cambio. Cambio en las formas de liderazgo y comunicación, cambio en los temas que se priorizan, cambio en las actitudes de quienes tenemos cargos de responsabilidad pública, y cambios en la manera de abordar los problemas.
El Gobierno Nacional que estará sentado en las mesas de Conversación Nacional, tiene el derecho a ser escuchado y el deber de presentar los proyectos, asignación de presupuestos y explicar su Plan Nacional de Desarrollo. Por supuesto, el Gobierno también debe ser escuchado sobre sus proyectos e implementación hasta ahora de recursos en los diferentes sectores del país. Esto debe ser una conversación en dos vías, no un monólogo.
Desde su tiempo en el Congreso, Iván Duque ha sido una persona que busca consensos y está en disposición de lograrlos. Esto es un activo importante para este diálogo nacional que inicia y en donde la primera actitud debe ser la de entender las razones y emociones que han motivado esta movilización social.
Federico Hoyos Salazar
Embajador de Colombia en Canadá